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EN EL ATRIL. Jesús Rodríguez fue recorriendo el camino de la Hermandad de Jerez hasta llegar a la aldea y no se olvidó de la vuelta hasta Santo Domingo. / T. SÁNCHEZ
Jerez

Jesús Rodríguez emocionó a los rocieros y los llevó de la mano ante la Blanca Paloma

El abogado dio un brillante pregón y con una gran riqueza literaria narró la manera única en la que Jerez vive el Rocío

A.E. POSADA/A. MONTERO
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En la tarde noche de ayer y como es tradicional tuvo lugar en la Real Bodega de la Concha de González Byass el Pregón a Nuestra Señora del Rocío que ofrecido por la Real Hermandad de Jerez pronuncio el abogado jerezano Jesús Rodríguez. Hay que reseñar que dio comienzo puntualmente. Pregón prosaico muy medido, descriptivo y ajustado a los cánones rocieros que imperan en nuestras tierras de la baja Andalucía. Dividido en seis capítulos, siendo los cuatro primeros para cuatro jornadas del camino, el quinto para el Domingo y Lunes de Pentecostés y el sexto y último para el camino de vuelta.

Comenzó el acto, como viene siendo costumbre, con la entrada corporativa de la Hermandad, presidida por su Hermano Mayor, Junta de Oficiales, autoridades y el pregonero. Dicha entrada resultó muy vistosa y fue amenizada con los sones de la Salve clásicos de tamboril y piteros. Subió al estrado el presentador, que en esta ocasión fue Antonio Sánchez Mejías, gran rociero y miembro de la Peña la Carbonera. Le dedicó unas palabras de bienvenida realzadas con las virtudes que concurren en la persona de Jesús Rodríguez, calificando el pregón como inteligente y lleno de contenido.

Por cierto que el escenario estaba precioso y como siempre lo presidía el cuadro de la Virgen de Padilla, pero esta vez el cambio de Mayordomo nos presentó algunas novedades como fueron un dosel de fondo con candelabros, una casulla roja sobre el atril, flores muy bien puestas y la carreta, que no puede faltar. El pregonero saludó a las autoridades y tras agradecer a Antonio Sánchez sus «inmerecidos elogios» dio comienzo a la lectura del pregón.

Capítulo uno

«Una mañana Jerez despierta con un olor a miel templada». Así comenzó Jesús Rodríguez su Pregón en una bodega de la Concha repleta de rocieros ya muy ansiosos por escuchar todo lo que ellos sienten: devoción, camino, esperanza y gozo. Prosiguió Jesús describiendo y dibujando el paso de la comitiva por las calles jerezanas hasta llegar a la campiña por la carretera «La carretera no es camino, sino la medida del camino». Siguió ensalzando los parajes de nuestras incomparables viñas hasta describir con gran sentimiento el primer rezo del Ángelus del camino, en el cortijo del Barrosillo. Y después, el primer rengue de Ventosilla: «Llega el momento de las dulces rendiciones y la comida se comparte de carreta en carreta, de coche en coche, de mano en mano ».

Cambiando los paisajes las formas y los piropos nos dejó el pregonero en Bajo de Guia tras atravesar Sanlúcar para el desembarque por la playa de Malandar, inicio del peregrinaje por el Coto. «Ya está ahí el Coto y no hay corazón que no se meza en la alegría. Queda la noche temblorosa y entregada en Marismilla. Descansa el aire y un autillo da las buenas noches a los romeros con su grito de lástima».

Capítulo dos

«La mañana, aún niña, juega a atrapar mariposas de sol y, al poco, el coto entero se ilumina de una celeste paciencia». Con una bellísima descripción de la Eucaristía de Marismilla empapada de mensaje Evangélico recorrió los parajes emblemáticos del coto como son el Navazo de la Madroña, la Laguna del Carrizal, el Corral de la Marta y el Fajinado hasta llegar a Carbonera, para desglosar la segunda noche de rezos y plegarias. Muchas anécdotas descritas con un gran desparpajo. «Todos dicen Carbonera, y en la negritud de ese nombre se enreda la noche. Las estrellas se asoman al firmamento y rezan con los romeros el Rosario. Las devociones tejen con las sombras un ámbito de convento».

Capítulo tres

«La procesión sigue su marcha. Vuelan los milanos sobre los romeros, bordando heridas de aire en la seda de la luz». De nuevo nos describió los sitios emblemáticos del día como son el Cerro de los Ánzares, el Corral de Félix o el Algibe del Lobo. «Entre rezos y bendiciones se desvanece el día. Todo calla, como a la fuerza y la noche comienza a tocar su canción desfallecida de raso negro».

Capítulo cuatro

«La marcha discurre con más viveza que en otros días. Al fin, alguien dice : La Canaliega. Y las mulas que arrastran el Simpecado agitan sus belfos suaves, como si supieran que esa hora les está dedicada a ellas». En este capitulo se refirió a la preparación de la Carreta del Simpecado con el cambio de flores por la Camarera de Camino. «No hay portal sin luz encendida, ni casa en la que no humee, crepitando, una lámpara de lumbre amarilla y flaca, bajo la imagen santa de la Reina del Cielo».

Capítulo cinco

«Resuena la Aldea estrepitosamente, como una bóveda rajada». En este momento el pregonero nos introdujo con su verbo en el bullicio, la algarabía y el constante paso de las hermandades hacia la ermita por las arenas de la aldea hasta llegar para rezarle a la Señora. «Eres la Madre de Dios, la Llena de Gracia, le gritan los romeros».

Capítulo seis

«Se deshace el camino andado, las viñas tienen la melancolía de un poema sobre el atardecer ». Recorrió Jesús el camino de vuelta con añoranza y al final dedicó unas palabras de consuelo para todos los rocieros que de nuevo esperarán un año para poder vivir estos momentos.

Muy aplaudido y, como no, con nuestras clásicas palmas por bulerías se dio por terminado el Pregón del año 2008, un gran Pregón.