Jerez

Una charla al abrigo de un plato de lentejas

Es un tipo abierto. Charla por los codos. Su vida es un pozo de historias y anécdotas. También de bofetadas, porque no se ha portado demasiado bien con él. Pero le da igual. Es feliz de todas formas. Lo dicen sus ojos, su piel y una sonrisa transparente que le acompaña constantemente.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Quien suscribe había aterrizado en el comedor social de El Salvador que gestionan las Hermanas de la Caridad por cuestiones que no vienen al caso y había decidido quedarse a probar la comida que sirven allí a diario a los más necesitados. El Cala, despierto como él solo, no tarda en enterarse de que uno es periodista y me invita a sentarme con él para charlar mientras damos cuenta de un plato de lentejas y una tortilla de patatas que las hermanas y un grupo de voluntarios nos han servido. Parece que le han dado cuerda. No cesa de hablar y de narrar aventuras del pasado. Eso sí, siempre con una sonrisa. «¿Quieres un poco más de zumo», pregunta. «Pero come, coño, que está buenísimo», añade acto seguido. Uno, que se considera educado, le hace caso. Es verdad que están buenas, pero su charla alimenta más que las lentejas. Todo un personaje este Cala.