Concepción Solís durante la entrevista concedida en su vivienda de Madrid. / IÑAKI-FOTOPRENSA
Ciudadanos

Una madre es condenada a 21 meses de alejamiento por abofetear a su hija pequeña

Lleva desde 2005 sin ver a la niña, pero el juez le ha denegado computar ese periodo como parte de la pena

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El pasado 8 de abril le fue notificada a una madre que desde ese instante comenzaba a ejecutarse una condena dictada por el juzgado de lo Penal nº 1 de Cádiz y ratificada por la Audiencia Provincial, que le impide acercarse a una de sus hijas durante 21 meses. La sentencia también incluye una pena de nueve meses de prisión por haber abofeteado a su pequeña en 2005, cuando tenía siete años. El motivo de la reprimenda fue que la menor insultó a un amigo de la familia, refiriéndose a su condición sexual.

Concepción Solís Amores, de 48 años, vivía en esas fechas en El Puerto, donde formó una familia que se dinamitó a partir de la denuncia presentada por su ex pareja. El matrimonio, que tiene cinco hijos en común, estaba ya en trámites de divorcio cuando en septiembre de 2005 el padre denunció a la madre, quien reconoce haber golpeado a su pequeña en la cara y en las nalgas, pero como un hecho aislado y en el contexto de una riña familiar. En el juicio, según explicó ayer su abogado Manuel Pérez Peña, «quedó constatado que no había antecedentes de malos tratos ni que se estaba ante una agresora tipo». La procesada se siente arrepentida no sólo por haber castigado de esa manera a su niña, sino porque lleva sin verla desde 2005.

Su caso es complejo porque se han solapado dos procedimientos judiciales diferentes: su divorcio con la consiguiente concesión de la custodia de sus hijos al padre, y el proceso penal que ha desembocado en la sentencia condenatoria. Concepción Solís entiende que la ruptura de su matrimonio ha sido determinante en los tres años que permanece alejada de la pequeña. Ahora su batalla legal se centra en convencer al juez del Penal nº1 para que le compute ese periodo de tiempo como cumplimiento de la pena y así no esperar casi dos años más para reencontrarse con ella. El juez se lo ha denegado, alegando que «técnicamente no es posible», señaló su letrado, quien también solicitó como segunda alternativa una suspensión de la ejecución de la pena, atendiendo a la falta de antecedentes de la procesada, pero tampoco ha fructificado. Su abogado ha vuelto a insistir con un nuevo auto remitido al juez que aún no ha sido contestado. «Cuando una persona es condenada en este país por un delito, si ha estado en prisión preventiva le descuentan ese tiempo del total de la pena. No entiendo por qué en el caso de esta madre no se le puede aplicar este sistema».

Primera respuesta

El juzgado nº 4 de Instrucción de El Puerto, cuando recibió la denuncia, denegó imponer una orden de alejamiento tal y como exigía el progenitor. «El juez consideró que la medida era demasiado grave porque dejaba a la menor sin su madre en un periodo tan delicado como la infancia». Pero en noviembre de 2005, durante el proceso de divorcio, sí se dictaron unas medidas que otorgaban cautelarmente al padre la custodia de los niños e imponía un régimen de visitas para Concepción Solís hasta que se sellara el divorcio. Pero ella asegura que su ex pareja le impidió ver a sus pequeños. «Si soy un peligro para mi hija ¿por qué la justicia me autorizó estar con ellos?».

Su situación se complicó aún más en 2006 cuando se dictaron las sentencias por la denuncia y la que ponía fin al matrimonio. En la primera, fechada en septiembre, el juez la sentenciaba a la pena de prisión y al alejamiento. La defensa de Concepción Solís recurrió a la Audiencia Provincial, manteniendo así la causa abierta. En octubre, llegaba la confirmación del divorcio y un nuevo revés para la mujer. El juez le impedía acercarse a sus hijos porque existía un proceso pendiente.

Punto de encuentro

La Audiencia Provincial ratificó el fallo del juez del Penal en septiembre del año pasado y en diciembre se acordaba un punto de encuentro donde Concepción podía encontrarse con sus hijos, a excepción de la más pequeña que en la actualidad tiene 10 años.

Pese al tiempo trascurrido desde la confirmación de la sentencia, no fue hasta el pasado mes de abril cuando le comunicaron la ejecución del fallo. «En septiembre de 2006 se la condenó y ha estado todo este tiempo sin ver a su hija, más el periodo transcurrido desde que se impuso el régimen de visitas que incumplió su ex pareja. Es decir, esta mujer ha cumplido ya con creces», sostiene su letrado.

Concepción Solís ha rehecho su vida sentimental en Madrid, su ciudad natal. En su casa del barrio de García Noblejas recibía ayer a varios medios de comunicación. «Me han destrozado mi vida, arrebatándome la infancia de mi hija. Sólo pido que me dejen estar con mi pequeña porque así también lo quiere ella». Su letrado va a pedir a la Fiscalía que tome declaración a la niña ya que, según su progenitora, le ha comentado a sus hermanos este deseo. El lunes también van a registrar la petición de indulto en el Ministerio de Justicia, que será un recurso más para obtener una rápida solución.

stubio@lavozdigital.es