El tramo maldito de la Nacional-IV
El último accidente ocurrido en Jerez ha vuelto a poner sobre la mesa la alarmante siniestralidad que presenta esta vía
Actualizado:La historia que esconde el trazado de la Nacional-IV entre las localidades de El Cuervo y Jerez es una de las más negras de las carreteras españolas. A lo largo de los años, este tramo ha sido escenario de numerosos accidentes que han dado como resultado la pérdida de vidas humanas y la consecución de una diversidad de situaciones trágicas, sin que las autoridades hayan terminado de proporcionar soluciones efectivas que mitiguen los efectos de esta parte tan siniestra de la vía. Hace tres días volvían a saltar las alarmas con un desgraciado suceso en el que fallecían dos personas en el mismo punto kilométrico que hace justo diez años lo hacían otras seis, como consecuencia de un accidente de autobús escolar que estremeció a las poblaciones más cercana.
No en vano, la Dirección General de Tráfico en sus últimas estadísticas publicadas recoge hasta cinco puntos negros en esa zona, correspondientes a un tramo de poco más de quince kilómetros. Por punto negro se entiende, como especifica la propia DGT, todo emplazamiento perteneciente a una calzada de la red de carreteras en el que durante un año natural se hayan detectado tres o más accidentes con víctimas, con una separación máxima de 100 metros. Siguiendo esta definición, en el año 2006 se registraron cinco puntos de estas características comprendidos entre los kilómetros 620 y 637, que dieron como resultado 38 accidentes, con 103 heridos y dos fallecidos.
En el año anterior, fueron tres los clasificados como puntos negros, en los que se produjeron once accidentes con 21 personas perjudicadas y una muerte. En 2004, Tráfico registró hasta siete zonas de especial peligro, con 27 accidentes y 54 heridos, aunque afortunadamente no hubo que lamentar víctimas mortales. En septiembre del pasado año fueron dos camioneros los que perdieron la vida en el kilómetro 621 de esta calzada, mientras que el pasado martes encontraron la muerte un joven de 19 años y el conductor de un trailer de 38 en el punto 619 del mismo tramo.
El colectivo Automovilistas Europeos Asociados, encargado de la defensa de los conductores, ha advertido del riesgo que suponen, ya de por sí, todas las carreteras de doble sentido de circulación. El director de su asesoría jurídica, Santiago Córdoba, ha aclarado cuáles son los principales problemas que convierten a estas vías en las más peligrosas y siniestras.
«El problema principal son las características de los vehículos que circulan por estas vías, porque hay una confluencia de turismos, motocicletas y vehículos pesados, y encima en el caso concreto de la N-IV entre El Cuervo y Jerez se añade un cuarto elemento: el tren». Esta diversidad lleva implícita una dificultad añadida a la conducción, algo que debería haberse corregido desde el mismo momento en que se diseñó la calzada o se instalaron las vías ferroviarias, cuando no se tuvo en cuenta esta peculiaridad. Según Córdoba, lo más acertado sería que el trazado contara con características especiales orientadas a salvar el espacio del tren, una circunstancia que no se ha dado y que hace que se multipliquen las posibilidades de producirse una desgracia.
«De esta forma se nos obliga a que en una curva ocurra esto -explica el experto, en alusión al último accidente-. Si alguien invade el sentido contrario, no tenemos una capacidad de reacción. En este sentido, el conductor del todoterreno estaba prácticamente condenado a muerte, porque o se chocaba con el camión o se despeñaba al ser un paso elevado». Por otra parte, como apunta, la invasión del sentido contrario llevada a cabo por el conductor del trailer tampoco tuvo por qué deberse a una imprudencia, sino a diversas circunstancias como un resbalón o alguna inclemencia meteorológica.
Necesidad de inversiones
La clave a la hora de evitar este tipo de sucesos es clara, y tiene un denominador común que bien podría extrapolarse a cualquier otro terreno: la inversión económica. Desde la asociación insisten en que «sin dinero no se hace nada en seguridad vial», por lo que las administraciones competentes deberían priorizar partidas presupuestarias destinadas a medidas concretas y urgentes, con el fin a preservar la seguridad en las carreteras. Éste es precisamente otro de los problemas que señala el colectivo, el de la falta de homogeneidad entre las distintas autoridades y las lagunas en lo que a competencias se refiere, que hacen que en muchos de los casos las dudas sobre a quién corresponde la titularidad de una vía sirvan como excusa para que ninguna administración se decida a actuar en ella.
Hace unos años, como recuerda Córdoba, se produjeron inversiones de cierto calado destinadas a acabar con el doble sentido de las carreteras, algo que finalmente acabó en el saco del olvido. Si no se pueden hacer remodelaciones de importancia, la asociación sugiere que al menos se modifiquen algunos aspectos de los catalogados como puntos negros, como evitar la confluencia de tan distintos tipos de vehículos, al menos en ese tramo de especial riesgo. «Si son sólo 15 ó 16 kilómetros, con los medios cartográficos de la actualidad se podrían buscar alternativas para estos tramos peligrosos y no limitarse tan sólo a un radar. Desviar, por ejemplo, la circulación de vehículos pesados, algo que tampoco sería muy costoso». Aunque las soluciones son variadas, lo importante en estos casos, como señalan los expertos, es la voluntad política que se ponga en el empeño y las ganas por solucionar un problema que se cobra tantas vidas al año.
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