«Para un hombre normal lo primero es el sexo, y luego ya está el humor»
Faemino y Cansado traen al Falla 'Sólo dos', un homenaje a sus 15 años «en el mundillo, con el que el público se reirá hasta perder cualquier atisbo de dignidad»
Actualizado:Faemino y Cansado -de profesión, humoristas extravagantes- han decidido bautizar su último espectáculo con el significativo nombre de Son dos. Aunque, de entrada, pueda parecer algo simple, el título se ajusta perfectamente a la filosofía creativa del dúo. «Hemos rechazado, a última hora, algunas ofertas que implicaban la incorporación de un ballet ruso y hasta el acompañamiento de una gran orquesta», bromeaba ayer Javier Cansado, justo antes de ponerse «a apretar la ropa en la mochila» para emprender el viaje a Cádiz. Esta noche y mañana, «la pareja más surreal» del panorama artístico español, autodefinidos como «los Lope de Vega del humor», prometen que el público del Falla «se reirá hasta perder cualquier atisbo de dignidad».
-¿Qué hay de nuevo en Son dos?
-La idea original consistía en celebrar los 15 años que llevamos en esto de hacer reír con un espectáculo que recuperara algunos de los personajes más divertidos que creamos para televisión. Pero luego, como somos incapaces de estarnos quietos, empezamos a introducir modificaciones, a cambiar los textos, a ampliar los números, y el resultado es... otra cosa distinta, pero infinitamente más fresca.
-Llevan casi tres años rodándola por toda España, así que desde la primera función a la última habrá variado completamente el guión original...
-La mitad de la función sigue a cargo de personajes reconocibles de la tele, pero lo demás es todo nuevo. La gran diferencia con respecto a trabajos anteriores es que ya no nos basta con que la gente se ría de un modo más o menos contenido y elegante; ahora queremos que el público se parta, que se tronche, que reviente a carcajadas, que los hombres y mujeres que vengan a vernos pierdan completamente los papeles y la dignidad humana, y que se comporten así como auténticos patanes sin ningún tipo de pudor ni de vergüenza.
-¿Y eso cómo se consigue?
-Hablando de cosas tan presuntamente serias como las dificultades de vivir con ansiedad, teorizando sobre la transgresión de los límites o divagando sobre la ambivalencia radical, que no puedes ni debes preguntarme lo que coño significa.
-E improvisando.
-Siempre. Sobre el escenario es la única manera de no aburrirte. Cada vez que algo nos suena a rutinario, lo descartamos. Si estamos haciendo unos Kierkegaards y empezamos como a recitar, pues decimos... '¿Nos montamos unos personajes ignominiosos?', y el técnico nos cambia la luz.
-Sé que le cuesta poner etiquetas, pero defina de una vez por todas el tipo de humor que hacen Faemino y Cansado...
-Yo me subiría al podium, para empezar. Somos realistas surrealistas. Personajes cercanos, pero absurdos. ¿Lo entiendes? ¿No? Piénsalo, verás como tiene sentido. Luego ya, si eso, me lo explicas.
-¿Ahí está la clave de su éxito?
-No, en serio. Tratamos de trabajar esa paradoja: nuestros personajes son gente real, pero con una pátina surrealista. Son historias cotidianas, llevadas al extremo, y eso hace que mucha gente acabe identificándose con esos delirios que montamos.
-¿Qué tal es el proceso de elaboración de los guiones?
-Es un verdadero coñazo. Una auténtica pesadilla.
-¿Podría concretar un poco más?
-Podría.
-¿Podría hacerlo ahora?
-Claro. Verás, tío: Es que somos unos pesados, que nunca estamos satisfechos con nada, e incluso ante un espectáculo como éste, que en la práctica ya estaba escrito, somos incapaces de no tocar las ideas originales. Vamos, que coges el primer guión y nos ves cinco funciones después, y te preguntas: '¿Para qué leches se molestarían en escribirlo?'
-¿Qué importancia tiene el humor en la escala de prioridades de Faemino y Cansado?
-Bueno, la misma que para cualquier hombre normal. Lo primero, indudablemente, es el sexo; y luego ya está el humor, en un muy meritorio segundo puesto. A no ser que seas un místico, un alienígena, o algo peor, eso es lo que hay.
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