Asesinas suicidas
Siete orcas de la Patagonia se lanzan a la playa, aún a riesgo de quedar varadas, para cazar las crías de león marino que duermen en ella
Actualizado: GuardarLa historia de siete magníficos asesinos que abandonan su territorio en una misión aparentemente suicida para conseguir un gran botín no es muy original. John Sturges la filmó en 1960 con Yul Briner y Steve McQueen como protagonistas, aunque tampoco para él fuera nueva. Se trataba de un remake de Los siete samuraís que había rodado Akira Kurosawa seis años antes. La incógnita está en saber de donde sacaría la idea el revenciado director japones.
Es difícil que Kurosawa hubiera visitado la península de Valdés, en la Patagonia argentina. Tampoco lo hizo Struder, pero ambos verían las similitudes entre las siete orcas -animal bautizado por el cine como ballena asesina- que dominan este litoral y sus personajes. Cierto es que los cetáceos nunca serán los salvadores de un grupo de indefensos agricultores, sin embargo, el método de caza único, que han desarrollado, consistente en saltar a la orilla -arriesgando sus vidas- para capturar a las crías de leones marinos que dormitan plácidamente y arrastrarse con sus presas al agua, bien podría considerarse suicida.
Apenas siete ejemplares son capaces de llevar a cabo esta emersión, según los biólogos que estudian este comportamiento. Por el momento, porque otros cinco ejemplares de estos animales, que pueden vivir hasta los 80 años, las acompañan en sus picados hacia la orilla.
El arte utilizado por estos primos de los delfines, sólo la realizan en marzo y abril, mientras sus presas son aún tan pequeñas que no pueden nadar (una vez que crecen son demasiado rápidas), se parece bastante al surf. Una ola las dispara hacia la orilla como si de un torpedo se tratara y al desaparecer la espuma marina que provoca su impacto contra la arena ya tiene la comida en la boca. Esa es la parte sencilla. Ahora tienen que revolverse y girar para que la próxima ola las arrastre de vuelta al mar. Un mal cálculo de la cadencia de las olas y estarían perdidas.
Por cierto, el arriesgado método de caza de las orcas de la península de Valdés también atrae a un buen número de turistas. El año pasado 36 cruceros llevaron a 340.000 personas hasta la recóndita Patagonia. Quizá sin pretenderlo, estas siete magníficas de los mares están ayudando a salir adelante a la población de la zona.