Vaya plan
TVE 1 ha dado boleto a Plan América después de sólo dos emisiones. Gesto sorprendente, porque TVE, pese a estar tan sometida como las demás cadenas a la tiranía de la cuota de pantalla, siempre había procurado cuidar un poco estas cosas. Pero se ve que también aquí se acabaron los días plácidos.
Actualizado: GuardarLa serie se estrenó la semana pasada; tuvo una cuota del 11,6%, que equivale a casi 2,2 millones de espectadores. Su segunda entrega, el pasado lunes, descendía a un share del 8,6%, que viene a ser algo más de millón y medio de espectadores. No veremos más, la pública ha cerrado la tienda cuando el equipo acababa de rodar el quinto episodio, penúltimo de los previstos. Por lo que ha contado Mercedes Rodríguez en este periódico, es posible que el rodaje se concluya y el producto final, en vez de pasar por pantalla, se empaquete para venderlo como miniserie en mercados extranjeros. Así salvarán los muebles.
¿Defectos de Plan América? Muchos, por supuesto; como casi todos los productos para televisión. Le podemos reprocharle un cierto barroquismo narrativo, porque pasan demasiadas cosas gordas al mismo tiempo, lo cual hace el relato muy poco verosímil; también un exceso de patetismo en las interpretaciones, lo cual lleva al espectador a fatigarse un tanto cuando ve a los actores; podemos, en fin, reprobar el trazo poco fino en el dibujo de los personajes, el ritmo mal medido o la fabricación de escenarios poco convincentes. Todas estas cosas suelen ponerse sobre la mesa cuando una serie fracasa. Pero muchas series, no nos engañemos, triunfan con estos defectos y con algunos otros aún mayores, y entonces nadie se acuerda de ellos, sólo cuenta el share.
Precisamente la audiencia es lo que le ha fallado a Plan América. TVE venía de ligar tres buenos éxitos con Herederos, Desaparecida y La señora, series que habían devuelto a la pública la confianza en la ficción española. «No está el horno para bollos», habrán pensado los responsables de TVE. Pues así será, pero no deja de ser triste que el trabajo de la gente se tire a la papelera en sólo catorce días. Dura vida, la de la televisión.