Sí es país para viejos
La extraordinaria novela del autor irlandés Oscar Wilde titulada El retrato de Dorian Gray nos relata la historia de un joven prendado de la belleza y la satisfacción de los sentidos, que con tal de mantener su eterna juventud, es capaz de vender su bien más preciado, el alma, al diablo. Hoy día podemos considerarlo, en nuestra cultura occidental, como un sinónimo de vanidad y de deseo de imperturbabilidad.
Actualizado: GuardarLa longevidad en los seres vivos ha sido ampliamente investigada por la comunidad científica. Desde hace muchos siglos la humanidad ha tenido entre sus inquietudes cómo prolongar la vida más allá de lo naturalmente establecido.
La historia y la leyenda están plagadas de relatos sobre humanos inmortales o muy longevos, o de fuentes de vida eterna (el santo grial). De manera recurrente la humanidad ha intentado vencer el proceso natural del envejecimiento deseando lograr una vida activa duradera y libre de achaques.
Los experimentos recientes realizados con animales de experimentación (desde gusanos hasta ratones) están haciendo albergar esperanzas a la comunidad científica de que nuestras posibilidades de expansión del lapso de vida puedan llegar a ampliarse más allá de los que la naturaleza originariamente propuso. Investigaciones realizadas con moluscos (efecto regenerador y reparador de la baba de caracol, la longevidad de una almeja islandesa de más de 400 años), abren la puerta para combatir el envejecimiento.
En las últimas décadas el tremendo progreso de la ampliación de la vida humana es más que evidente. Desde la disminución de la mortalidad infantil, a la aplicación de hábitos de vida más saludables, y la reducción de las muertes producidas por problemas de corazón, han conseguido un aumento de las expectativas de vida promedio de una persona en casi tres décadas sobre el siglo anterior.
El conocimiento de determinados mecanismos celulares y la manipulación genética abierta en líneas de investigación, ponen a nuestro alcance la posibilidad de que en las próximas décadas llegar a vivir cien años no será algo infrecuente.
Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, por primera vez en nuestro país se ha producido un descenso de la mortalidad (-7%). La situación sigue siendo peor para los hombres que para las mujeres. Ellos fallecen más y antes, aunque esa diferencia se va acortando. En cambio ellas tienen más años de vida aunque ésta es de peor calidad. Las enfermedades del sistema cardiocirculatorio siguen siendo la primera causa de muerte, seguidas de los tumores malignos (por igual en ambos sexos).
Las mujeres españolas tienen la esperanza de vida más alta de toda la Unión Europea, más de 87 años, cuatro años por encima de la de los hombres, que sí mantienen un nivel próximo a la media de la UE.
Para los investigadores del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) el envejecimiento de la población es un éxito demográfico que empieza a plantear nuevos e innumerables desafíos a la sociedad española, y que puede poner en crisis el tan ansiado estado del bienestar. Para el año 2040 el número de personas mayores de 65 años alcanzará el tercio de la población de nuestro país.
Recientemente la Revista Quo ha publicado un decálogo para conseguir, no sólo aumentar nuestras expectativas de vida, sino que ésta sea con una calidad más que aceptable. Mirar tetas, leer mucho, hablar con mamá, ser cura, practicar sexo, en caso de enfermedad ir a un hospital público, dejarse llevar por la pereza, ganar el premio Nobel, comerse los mocos y ver comedias, son propuestas bastante curiosas, aunque no sé si lo suficientemente contrastadas científicamente.
Algunos no creen que si les damos a la mayoría de la gente una vida más larga, aún con mejores condiciones de salud, vayamos a encontrar nuevas oportunidades o nuevas iniciativas.
En la novela de José Saramago Las intermitencias de la muerte se nos relata como en un hipotético país la gente un buen día dejan de morirse. Lo que en principio podría tratarse de una maravillosa noticias poco a poco se va convirtiendo en un grave problema.
Vivir a cualquier precio no debe ser nuestra meta. Una existencia adaptada a las ilusiones y acorde con nuestras necesidades y las de los que nos rodean, deben convertir nuestra senectud en una época dorada y no en la mera etapa final de nuestra vida.