Llamada al acuerdo
El discurso del Rey Juan Carlos en la apertura de la IX Legislatura se convirtió ayer en un mensaje expresamente dirigido a señalar la primera obligación que con su elección contrajeron quienes se sientan en los escaños del Congreso y del Senado: interpretar fielmente «la voluntad del pueblo al que se deben». La llamada del Monarca a la construcción de «amplias áreas de entendimiento y de consenso, especialmente en las grandes políticas de Estado» respondió al papel que la Constitución encomienda a la Jefatura del Estado, en tanto que sus palabras reflejaron el interés común a todos los españoles. La claridad con la que, en un acto tan solemne, señaló las tres grandes cuestiones ante las que resulta ineludible que los representantes políticos realcen su «coincidencia en lo esencial» permitió dar inicio a la actividad parlamentaria de los cuatro próximos años en sintonía con el mandato recibido de los electores. Porque sin duda terminar con la barbarie terrorista, hacer frente a las dificultades de la economía y a sus efectos sobre el empleo y el bienestar, y proyectar hacia el exterior lo que hoy representa España constituyen tres metas en las que coincide la inmensa mayoría de la ciudadanía. Como lo es el deseo de que el ejercicio de la política sea sinónimo del esfuerzo compartido para allanar el camino hacia una armoniosa convivencia y hacia el progreso.
Actualizado: GuardarTras una legislatura en la que la confrontación llegó a extremos inauditos para los parámetros de un sistema democrático, la que ahora comienza se volverá baldía si desde su arranque las principales formaciones no se muestran capaces de alcanzar compromisos sólidos y duraderos. Es el desencuentro entre los demócratas la condición sobre la que intenta perpetuarse la amenaza terrorista de ETA. Pero el desencuentro político puede convertirse también en una rémora añadida a las incertidumbres y obstáculos que presenta el horizonte económico; o en la sombra que difumina y debilita la imagen y el papel exterior de España. Hoy mismo los dos grandes partidos, PSOE y PP, están citados para superar de una vez las rencillas que han acabado empantanando nada menos que el funcionamiento de la Justicia. Una oportunidad que ni unos ni otros pueden echar a perder si no quieren defraudar, desde el principio, las expectativas puestas por la ciudadanía en una IX Legislatura que, como ayer señaló Don Juan Carlos, ha de servir para «conciliar intereses y armonizarlos».