Ritmos cargados de alegría

Todo comenzó en la popular barriada de la Granja. Ya se sabe, que si un grupo de mujeres asociadas en el centro de barrio se iban a la Feria todos los años, que si no sabían qué cantar... Así comenzó el coro rociero Ecos de La Granja. Pilar Alvarado, una de las fundadoras, recuerda que «todo aquello empezó como un juego. Al menos, íbamos a la Feria con un pequeño repertorio preparado». Maribel Fernández llamó al año siguiente a su hermano para que pusiera un poco de orden en todo aquello. Y así fue como el director del coro, Juan Álvaro Fernández, llega al grupo. «Me llamaron porque querían preparar unos villancicos para un concurso organizado por la Hermandad de las Viñas; teníamos tan sólo dos semanas por delante para prepararlo. Bueno, pues de diecisiete coros nosotros quedamos terceros», comenta Juan Álvaro.

Desde entonces no han hecho más que cantar y alegrarles la fiesta a muchos jerezanos con sus sevillanas y sus rumbas rocieras. «Fundamentalmente -prosigue Juan Álvaro- nos hemos especializado en bodas. Yo creo que hemos casado a una mayoría de jerezanos en estos trece años de cantes y ritmos. La Feria ya no la hacemos. No merece la pena».

Competición

Concursos de todo tipo, grandes eventos, congresos, bodas y hasta acompañamiento de pregones. Estas chicas de Ecos de la Granja, junto a Pepe Carrasco, que compone letras también, y Juan Álvaro, son los veinte componentes del coro. Suena a La Granja, suena a Rocío y contagia el buen rollo que siempre llevan allá adónde actúan.

Y con el dinerillo que cobran de las muchas actuaciones que tienen durante todo el año, se sufragan los gastillos del coro y, lo que es más importante, una gran cena que se pegan con los maridos cuando llegan las fiestas de la Navidad. «Hasta tenemos una tarta con las velas que corresponden a los años del coro», asegura Maribel. Ecos de La Granja, aires rocieros que también saben a Feria.