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ESPAÑA

El Rey exhorta a todos los partidos a recuperar la unidad frente al terrorismo

Don Juan Carlos afirma en su intervención en el Congreso que ese consenso es una obligación democrática y un deber con las víctimas Bono dice que la política se desprestigia si se limita a la lucha por el poder

RAMÓN GORRIARÁN
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Don Juan Carlos reclamó «unidad» a las fuerzas políticas para acabar «con la barbarie terrorista, con sus amenazas y extorsiones», y recordó que este consenso es «una obligación» para los demócratas y «un deber» con las víctimas del terrorismo y sus familias. El Rey hizo esta exhortación en su discurso de apertura solemne de la novena Legislatura en el Congreso, en el que también instó a que ese consenso se amplíe a «las grandes políticas de Estado», y en concreto a la política económica y a la exterior.

Los Reyes, acompañados de los Príncipes de Asturias, presidieron la solemne sesión de apertura de la legislatura en un Congreso atestado de diputados y senadores. El jefe del Estado, sin citar el clima de discordia del anterior cuatrienio, defendió la conveniencia de un cambio de rumbo y requirió a los parlamentarios que la unidad y la concordia, sin prescindir del necesario debate, sean las características de los diferentes ámbitos de la actividad política.

Pidió por ello «el máximo tesón» de todos los grupos para «tejer amplias áreas de entendimiento y consenso, especialmente en las políticas de Estado». Don Juan Carlos puso especial énfasis en la lucha contra el terrorismo, terreno en el que las diferencias entre los dos partidos mayoritarios han sido abismales. «La unidad de todas las fuerzas democráticas para terminar con la barbarie terrorista, con sus amenazas y extorsiones es una de las demandas más unánimes e insistentes del conjunto de la sociedad española», recordó. Este consenso, insistió el Rey, es «una obligación de todos los demócratas», además de «un deber frente a las víctimas y sus familias».

No se oía ni una mosca en el hemiciclo. Y en medio de ese silencio, rindió homenaje con «el más emocionado de los recuerdos» al ex concejal socialista de Mondragón Isaías Carrasco, asesinado por ETA el 7 de marzo, así como a los dos ciudadanos ecuatorianos que murieron en el atentado de la T-4 y a los dos guardias civiles tiroteados en Capbreton.

Don Juan Carlos exhortó también a los grupos políticos a trabajar unidos para afrontar «las dificultades e incertidumbres» de la actual coyuntura económica, ante la que es necesario «reaccionar con grandeza, diálogo, cohesión y solidaridad» a fin de «retomar cuanto antes la dinámica de los altos niveles de crecimiento y bienestar» de los últimos años.

Ante esta situación, abundó, «una España moderna, unida, plural y diversa» requiere «conciliar intereses y armonizarlos» para mantener el impulso de un proyecto que «a todos nos sirva y a todos nos haga progresar». El tercer eje de los consensos debe centrarse, en palabras del Rey, en la política exterior ya que en esta legislatura, por cuarta vez, España presidirá durante un semestre la Unión Europea, un compromiso que debe servir para «renovar el activo compromiso con la integración europea». El interés por el viejo continente, agregó, no puede ser sin embargo excusa para desatender otras áreas, como Iberoamerica, sin olvidar tampoco «el Mediterráneo, las relaciones transatlánticas, Asia y África».

Amplitud de miras

España, remató, tiene que ser un país «cada vez más activo» en el concierto mundial. Don Juan Carlos subrayó que, para todas estas tareas, las fuerzas políticas contarán con su «permanente apoyo y estímulo». El objetivo, dijo, es alcanzar «nuevas cotas de progreso» en una España «unida y cohesionada, al tiempo que orgullosa de su diversidad, cada vez más justa y solidaria». Sus palabras merecieron una atronadora ovación de los parlamentarios, con la única excepción de los diputados y senadores de ERC. El presidente del Congreso intervino antes que el jefe del Estado para reivindicar la labor de los políticos en la sociedad. José Bono vio «lógico» el desapego de los ciudadanos hacia la política si se plantea «en exclusiva» como una «lucha por llegar al poder». Corregir esa impresión, advirtió, requiere «renunciar» a ese enfoque y tener amplitud de miras. Señaló asimismo que buena parte del «prestigio» de la política se juega en «el lenguaje», que tiene que ser «entendido por los ciudadanos» y estar alejado de la máxima de que «no pudiendo ser profundos, seamos confusos».