Truenos y relámpagos
El autor de 'La sombra del viento' es un eficiente constructor de tramas, aunque a veces se acerca demasiado al cliché
Actualizado:Antes de convertirse en un autor de best-sellers de naturaleza sísmica, Carlos Ruiz Zafón escribía novelas juveniles. Se trataba de unos textos que combinaban el misterio y la aventura, la épica y el terror de naturaleza gótica. Ya entonces el barcelonés era un autor que manejaba con habilidad las puestas en escena misteriosas (casas abandonadas, noches sin luna, personajes solitarios ) y, sobre todo, el mecanismo básico de la narrativa: proponer preguntas y posponer las respuestas.
La sombra del viento fue la primera novela de Ruiz Zafón no escrita especialmente para el público juvenil. Sin embargo, el libro no se diferenciaba demasiado de sus trabajos anteriores. La novela presentaba la estructura de una novela de intriga con el estilo, los efectos especiales y la temperatura emocional de la novela decimonónica.
Se ha comentado mucho que La sombra del viento es una amalgama de géneros: thriller, novela histórica, comedia, novela de formación, género negro Es cierto, pero no es nuevo. Dumas lo hacía de un modo alegre y despreocupado, casi imprudente, en el XIX. Ruiz Zafón sigue esa tradición: es un escritor de folletines que ha sabido adecuar el patrón a las exigencias de su época. Sus historias son tremendas, vigorosas, sorprendentes y sencillas, pero también muy veloces y poco dispersas. Sin duda, esa es una de las razones de su gran éxito.
Claves de la popularidad
En su magnífico ensayo sobre Dickens, Chesterton analiza las claves de la popularidad del autor de Oliver Twist. Una de ellas es que a los lectores les gustan las tramas exageradas, siempre y cuando sean posibles y terminen bien. No hay duda de que Ruiz Zafón es un eficiente constructor de tramas, aunque en ocasiones se acerca demasiado a las inagotables fuentes del cliché (el manuscrito encontrado, la historia que finaliza llegando de nuevo a su comienzo ) Aún así, es la efectividad de sus mecanismos narrativos la que hace que sus novelas enganchen a la gente.
Una vez atrapados en la vieja lazada de la intriga, una vez puestas sobre la mesa las centelleantes preguntas iniciales, al gran público poco le importa que la prosa de Ruiz Zafón no sea especialmente distinguida, que sus personajes tiendan a expresarse con la misma voz que el narrador y sean arquetípicos, o que cada cierto tiempo aparezca en el texto una tormenta con un número asombroso de truenos y relámpagos.