Un preso volcado con la carpintería
En los talleres de la prisión de Topas (Salamanca) hay un preso menudo, con un ojo bizco, de 48 años, y gaditano. Es Rafael Ricardi Robles, padre de una joven veinteañera; y natural de El Puerto.
Actualizado: Guardar«Se trata de un preso que ha demostrado buena conducta desde el primer día», destaca uno de los funcionarios de la prisión, que conoce su expediente.
Entró en el año 2000 (antes pasó por el Puerto II), con dos penas de violación de 18 años cada una, que el antiguo Código penal, redujo a 30 años.