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Veltroni pierde y gana

Las elecciones en Italia no han sido tan inútiles como parece con los resultados disponibles: victoria de Berlusconi, mismo escenario de dificultad para formar un gobierno estable y un dato novedoso: el éxito de la operación Veltroni. Walter Veltroni, un popular ex alcalde de Roma, tomó la decisión de presentarse al frente del Partido Democrático, heredero principal del viejo PCI, antes llamado Democrático de la Izquierda y descrito ahora como un partido de amplio espectro, «a la americana». Hasta se ha dicho que su ejemplo es el senador norteamericano Barack Obama, que remite más al rearme moral y el «cambio» social, sin muchas precisiones, que a un programa de gobierno concreto. En el fondo hay un vivo deseo de estabilidad institucional desde pocos y grandes partidos frente al revoltillo presente.

Enrique Vázquez
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Pero tal situación es hija de la ley electoral, rehén a su vez de la tonalidad constitucional que, tras la regionalización operada también por deseo popular, impuso la necesidad de dar a las formaciones pequeñas de corte cuasi local una genuina representación política. El procedimiento arbitrado entonces para atribuir los senadores es poco menos que ininteligible y su mecanismo de repescas para los primeros de las listas perdedoras ha hecho prodigios y dado una pluralidad ingobernable en la práctica. Prodi cayó por una moción de censura en el Senado porque un senador acusado de corrupción, Clemente Mastella, no se sintió arropado por sus socios de la heteróclita coalición.

En ese marco, la operación Veltroni es muy relevante: es un intento clarificador más allá de lo que permite una ley electoral que, en efecto, debe ser revisada a fondo. Sea como fuere, y teniendo en cuenta que la derecha sí ha funcionado como un conjunto (Pueblo de la Libertad, negociado por el trío Berslusconi-Fini-Bossi) lo de Veltroni es un éxito y debe ser valorado como el principio de un cambio. Todo empezó con unas primarias oficiosas y populares y la cala que se hizo entonces lanzó el proyecto. Pero fue Veltroni quien se arriesgó a completarlo con la tesis de un solo partido. Y le ha salido bien, aunque no le permita formar ya el gobierno. Ardua tarea, en todo caso, que espera al escogido en esta nueva versión del tenaz pareggio (empate técnico).