«En la música clásica no compete el género, sino la pasión y el talento»
La prestigiosa batuta de Inma Shara visita por primera vez Cádiz junto a la Orquesta Filarmónica de Transilvania, que ofrece hoy un recital en El Falla
Actualizado: GuardarA pesar de ostentar uno de los currículos más brillantes de la nueva generación de directores, la sencillez, el entusiasmo y la pasión por la música de Inma Shara se hacen perceptibles en su dulce voz, alejada de extravagancias y divismos. «Es la primera vez que actúo en Cádiz, estoy muy contenta». Esta noche, su célebre batuta, la misma que ha dirigido a las formaciones más prestigiosas de medio mundo -la Filarmónica de Londres, la Sinfónica Nacional Rusa, la Filarmónica de Israel, entre otras- se estrenará en el Teatro Falla, en compañía de la Orquesta Filarmónica de Transilvania.
-Es una de las mejores y más jóvenes directoras de orquesta de todo el mundo, ¿es una gran responsabilidad, no?
-Me llena de orgullo, pero yo vivo cada concierto, cada momento y cada público, y claro que es siempre una gran responsabilidad.
-Y, ¿cómo lleva el desenvolverse en tierra de hombres? ¿Se ha sentido discriminada alguna vez?
-La música clásica es un ámbito muy clásico pero lo realmente importante es la actitud. No compete el género, sino la pasión con la que se proyecta la música, el talento...
-Ha dirigido a las orquestas más prestigiosas por todo el mundo, ¿qué concierto recuerda con más cariño?
-Es difícil decantarme porque cada concierto supone un reto en sí mismo. El aplauso del público, su calor es siempre emocionante. Pero bueno, desde el punto de vista artístico, dirigir a la Filarmónica de Israel, y a nivel personal, los más emotivos han sido los conciertos de homenaje a las víctimas del terrorismo.
-Ha puesto muchas veces su batuta al servicio de causas solidarias y comprometidas. En el caso de los conciertos de aniversario del 11-M, ¿fue muy duro?
-Supone un verdadero reto, no sólo artístico, sino humano. Siempre he dicho que la música se brinda como puente idóneo para obras sociales. A nivel personal, estos conciertos han sido los más emotivos y estaré siempre dispuesta para cuando se me requiere. Fue un reto por la carga emotiva y la desazón que produce el dolor gratuito.
-¿Cree entonces que la música ayuda a aliviar el dolor?
-Totalmente, es el lenguaje de los sentimientos que aparece cuando desaparece el raciocinio. La razón guía, pero los sentimientos son los que movilizan.
-¿Qué ha supuesto para usted ser discípula de Zubin Metha?
-El acompañarle en funciones y ensayos y escuchar sus palabras ha sido un privilegio. Es un gran maestro que pasará a la historia por ser una de las grandes batutas del siglo XXI, además, es una excelente persona que hace que la gente ame la música. También es muy comprometido y es una fuente de educación.
-Ha dicho que le apasiona la música para el cine. ¿En qué banda sonora le gustaría haber colaborado?
-En La Lista de Schindler, me encanta. Me emocionó mucho, no sólo por el argumento, su interpretación estuvo a cargo de uno de los grandes violinistas, Itzhak Perlman.
-Y, ¿en qué tipo de películas nunca participaría?
-En aquellas que generen violencia y caminos negativos.
-¿A qué rincones que aún no haya llegado le gustaría llevar su música?
-A todos, por eso estoy encantada de actuar por primera vez en Cádiz. Estoy muy ilusionada. En esta caso, con la Filarmónica de Transilvania, vamos con el formato de cuerda, que es bellísimo y elegante.
-¿Qué beneficios tiene para usted la música?
-Enriquece como ser humano, te ayuda a establecer puentes afectivos a través de las orquestas y el público. Además, los conciertos benéficos te hacen devolver a la sociedad lo que te da a ti la música. Es una manera de hacer feliz al público.
-En alguna ocasión ha dicho que «hoy miramos pero no vemos, oímos pero no escuchamos»...
-Sí, me refería a que vivimos en una sociedad de opulencia, buscamos el placer inmediato y eso lleva al ser humano a un egoísmo brutal, nos hace deshumanos. Y la música ayuda a combatir esto.
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