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PESO PESADO. Pedro Solbes. / EFE
ESPAÑA

Solbes refuerza un equipo continuista frente a la creciente crisis económica

El vicepresidente, que pidió intervenir en la elección del resto de ministros del área, ha exigido que nadie se entrometa en sus competencias Miguel Sebastián acapara la parcela energética en un momento clave para el sector

J. A. BRAVO
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Pedro Solbes ha reforzado su equipo de colaboradores con un marcado carácter continuista para hacer frente a la creciente desaceleración económica que sufre el país, y que en algunos sectores como el inmobiliario ya empieza a tornarse en clara crisis, pese a que este aún sea un termino tabú dentro del Ejecutivo. Para repetir como vicepresidente económico, este veterano gestor público, curtido en decenas de batallas, exigió que nadie se entrometiera en sus competencias, para lo que se limitarán los cometidos y atribuciones de la controvertida oficina económica de Presidencia; también pidió que, a ser posible, pudiera intervenir en la elección del resto de ministros del área económica.

Los nuevos ministros de su área (Celestino Corbacho en Trabajo e Inmigración, Beatriz Corredor en Vivienda y Cristina Garmendia en Ciencia e Innovación) no parecen problemáticos. Respecto a Miguel Sebastián (Industria, Turismo y Comercio) parece existir ahora un armisticio. Ahora bien, que este último se quedara con la parcela energética era algo que no entraba para nada en sus planes y que incluso obligó a una «delicada» conversación de última hora con el propio José Luis Rodríguez Zapatero para «aclarar las cosas», según fuentes gubernamentales, máxime cuando en esta nueva legislatura se deben adoptar decisiones cruciales para el futuro del sector.

Muchos recuerdan los frecuentes desencuentros que Solbes y Sebastián tuvieron la pasada legislatura. El segundo fue, sino el ideólogo, sí al menos el principal impulsor de la solución hispano-italiana para Endesa o del fallido asalto de la constructora Sacyr al núcleo del BBVA. Defensor casi a ultranza de la idea de los 'campeones nacionales', sobre todo en la energía, ahora tendrá la oportunidad de llevar a la práctica sus ideas con la posible fusión entre Iberdrola y Gas Natural, un proyecto con el que se viene especulando desde hace años pero que ahora cobra mayor fuerza tras el frenazo que parecen haber sufrido los deseos de la francesa EDF por entrar en la eléctrica de origen vasco, en principio junto a ACS.

Guerra eléctrica

Pero, aparte de lidiar o, a juicio de sus detractores, incentivar la probable guerra eléctrica, el ahora ministro y antes de su fracaso en Madrid responsable de la oficina económica de Moncloa (ya venida a menos), también tendrá que resolver la planificación energética (con horizonte a 2030), donde se verá el futuro de las fuentes nucleares en un momento en que un petróleo cada vez más caro mediatiza cualquier decisión de riesgo.

Al ciudadano de a pie, sin embargo, le llegan más otras cuestiones, como la plena liberalización de los mercados del gas y la electricidad, que debería ser real en 2009, y las relativas a sus propias economías, las familiares, acuciadas por unas hipotecas cada vez más caras, más paro y menos crecimiento.

Poco partidario de fórmulas innovadoras o soluciones 'mágicas', Solbes tiene ya preparada una batería de medidas para el primer consejo de ministros 'serio' del nuevo Ejecutivo, que incluiría la implementación de la prometida deducción fiscal de 400 euros y el anunciado plan de recolocación de los trabajadores en paro, entre otras actuaciones. El vicepresidente, que mantendrá a David Vegara como secretario de Estado de Economía y a Carlos Ocaña de Hacienda, prefiere esperar a comprobar sus resultados antes de emprender acciones de mayor calado, que quedarán aparcadas para otoño.

El principal reto de este ejercicio volverán a ser los Presupuestos de 2009, un proyecto cada vez más complejo al tener que encajar los compromisos de gasto contraídos por el presidente del Gobierno con la necesidad de recabar más apoyos parlamentarios y, al mismo tiempo, afrontar una segura reducción de los ingresos públicos por culpa de la desaceleración económica, lo que puede provocar que la 'hucha' del superávit desaparezca a finales del año próximo. Ahí tendrá que lidiar con sus colegas del área económica aunque, a la vista de los nuevos nombramientos, es probable que tenga menos problemas que en años anteriores.

Industria, Comercio y Turismo suele ser un departamento de poco gasto, pese a que el agujero de la balanza de pagos, sobre todo del saldo comercial, obligaría a fomentar más las exportaciones y realizar apuestas mucho más firmes por la productividad. Por ello, no se prevén problemas especiales con Sebastián. Tampoco debería haberlos con Magdalena Álvarez, que repite en Fomento contra y que esta vez, por mor de la difícil coyuntura económica, sí recibirá un fuerte apoyo financiero para licitar más obra pública que palie, al menos en parte, la crisis del sector inmobiliario. Desde el pasado 9-M, el departamento ya ha aprobado 12.000 millones de euros para carreteras.