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Improvisar

La improvisación pura y dura, moneda habitual por estas tierras, vuelve a ser la base del enésimo proyecto cadista surgido del horno cuya temperatura regula Antonio Muñoz. Lo curioso del caso es que de cara a la opinión pública se intente vender lo contrario. En este caso, el tira y afloja con Fernando Vázquez ha servido como perfecto argumento para (uno) desviar de inmediato la atención sobre el espantoso ridículo que viene adornando una temporada que -toquemos madera- todavía podría depararnos un disgusto irreparable, si hoy también se nos vuelve a atragantar el Albacete. Y (dos) para seguir reclutando a esos bobos que se tragan todo cuanto les echen mientras venga barnizado de amarillo y azul.

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Éstas son las premisas para estar hablando de la campaña 08/09 con tanta antelación y ya les puedo adelantar -en rigurosa primicia- que el objetivo no será otro que el ascenso porque así el club se asegura, al menos, una fructífera campaña de abonados antes de que vuelvan a repetirse los mismos errores, llantos y frustraciones. Cuando Calderón se sentó en el banquillo -para acallar esas voces que exigían una mayor apuesta por la gente de la casa-, se vendió a bombo y platillo que el gaditano estaría al frente de un proyecto a largo plazo. Meses más tarde, y tras su cese, la solución de emergencia es tirar de Raúl Procopio (¿para echarse a temblar!) hasta que se contrate a un profesional solvente que venda periódicos a mansalva en estas jornadas de capa caída y con un club empeñado en circular siempre por el camino más difícil. Mientras, es de juzgado de guardia observar como algún técnico capacitado para encarar con garantías esta delicada situación (Ramón Blanco) sigue en el paro, ejerciendo de comentarista televisivo. El otro personaje recurrente en estos casos (Jose) ya hace semanas que disfruta de las vistas de la Mezquita de Córdoba.