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Los nuevos pecados

Ganarse la gloria en los tiempos que corren no es tarea fácil y menos con las nuevas normas del Vaticano. Los nuevos pecados capitales anunciados por Benedicto XVI (drogas, contaminación, experimentos con genes, acumulación de riquezas) nos acercan más al infierno que a la Gloria por lo que tendrán que ampliar el Hade, y Caronte se verá obligado a reconvertir su flota y ampliar sus astilleros en el lago Estigia.

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En lo concerniente a estos pecados es como el pecado original: los niños de hoy ya nacen con el fruto del pecado de sus propios padres por lo que somos pecadores potenciales en mayor o menor medida. De los cuatros pecados capitales el más gordo es el de enriquecerse a costa de los más débiles, lo que genera en primer lugar injusticias y pobreza. Este es un pecado que nos afecta básicamente a todos no sólo de obra si no también de pensamiento, no es sólo un pecado capital, sino también capitalista, cuya influencia es determinante en los pecados que les acompañan.

Estos nuevos pecados han suscitado mucha controversia, hay opiniones para todos los gustos dependiendo de las clases sociales, políticas, religiosas, etc. Como es natural. Esta claro que en referencia a las drogas y a la contaminación, básicamente estamos todos de acuerdo, que hay que mejorarlo, lo que ya no es lo mismo es equilibrar las riquezas en beneficio común y renunciar a ser millonarios.

Mi 55% de creyente católico me dice que Benedicto ha dado un paso importante socialmente al crear estos pecados bajo el manto de la divinidad, conjugando inteligentemente lo político y lo religioso. La historia está llena de sabios virtuosos que no dudaron de criticar las riquezas, Jesús de Nazaret con su célebre parábola («es más fácil que un camello pase ), Sócrates, Platón con su República, Kart Marx, con su idea del socialismo, etc. Hoy Benedicto XVI hace mención a ella como pecado capital. Y a mi entender originaria de los pecados que le acompañan.

Manuel Jesús Redruello Míguez.

San Fernando