A SALVO. Parte de la tripulación del 'Le Ponant' es trasladada en una lancha de la Armada francesa después de ser rescatada de su cautiverio. / AFP
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Caen los piratas del yate francés

Tropas galas detienen en Somalia a seis asaltantes del barco de lujo y liberan a los treinta miembros de la tripulación

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Unidades de élite del Ejército francés, con autorización de la presidencia de Somalia, detuvieron ayer a seis de los doce piratas de ese país africano que la semana pasada habían abordado al velero de lujo Le Ponant y recuperaron parte del rescate pagado por el armador. La operación militar, con la que Nicolas Sarkozy muestra su voluntad de acabar con la impunidad de las mafias marítimas internacionales, se produjo poco después de que los treinta rehenes, en su mayoría franceses, fuesen liberados sanos y salvos. Los secuestradores arrestados serán puestos a disposición de la justicia gala.

El desenlace del secuestro de Le Ponant, un yate de tres mástiles reservado a cruceros para multimillonarios, duró poco más de una hora. El barco, de 88 metros de eslora, se encontraba fondeado desde el domingo en un puerto de la región autoproclamada autónoma de Puntland, feudo de corsarios.

La primera fase de la operación, desencadenada a las once de la mañana, consistió en la recuperación indemne de la tripulación, con pasaportes de cuatro países: veintidós franceses, seis filipinos, una ucraniana y un camerunés. En total, figuraban siete mujeres.

Con los rehenes a buen recaudo en la fragata Jean Bart arrancó la segunda etapa del operativo para lanzar la busca y captura de los piratas sin temor a daños colaterales. El general Jean-Louis Georgelin, jefe del Estado Mayor, reveló que Sarkozy les había impartido la instrucción de efectuar «una intercepción y no una pulverización». Es decir, apresarles vivos.

Los militares se centraron en el seguimiento aéreo de uno de los vehículos en los que los doce secuestradores se habían dispersado una vez en tierra. Desde un helicóptero de combate Gazelle, un francotirador del GIGN (fuerzas de asalto de la Gendarmería) destruyó el motor del todoterreno en el que viajaban seis fugitivos que «se rindieron sin demasiadas dificultades», declaró Georgelin en rueda de prensa en un anexo del Elíseo.

Dinero recuperado

«Al detener a los piratas también hemos recuperado algunas sacas interesantes», apuntó sibilino el general quien, ante las risas de los periodistas, admitió que contenían «una parte del rescate que probablemente ha sido pagado». «En todo caso, no se ha entregado nada de dinero público», puntualizó tras explicar que la dimensión económica fue negociada previamente por radio con los piratas por el armador -se habla de casi 1,4 millones de euros-, filial de CMA-CGM, tercer grupo mundial de líneas marítimas regulares.

Según la versión oficial, los filibusteros nunca abrieron fuego con sus fusiles de asalto en los siete días que duró el secuestro, período muy breve frente al mes y medio o dos meses habituales en los cautiverios de este tipo. Por su parte, la Armada francesa se limitó a realizar «disparos de advertencia e intercepción, no tiros directos sobre los piratas». El Elíseo desmintió que se hubieran producido tres muertos y ocho heridos, como afirmó un gobernador somalí. También ha descartado toda vinculación con organizaciones terroristas.

Por orden de Sarkozy, que dirigió a diario las operaciones al frente de una célula de crisis, la Marina francesa movilizó a buena parte de su flota desplegada en el Índico. Al final el dispositivo estuvo integrado por dos buques de guerra, uno de ellos dotado con un hospital de campaña, un portahelicópteros y medio centenar de soldados de comandos.

El presidente francés, que recibió a los familiares de los rescatados, impulsará en los próximos días una iniciativa en el Consejo de Seguridad de la ONU para que los países más desarrollados se impliquen en la lucha contra la piratería y pongan sus medios al servicio de los estados más necesitados. Prosigue la búsqueda de los secuestradores que se dieron a la fuga mientras se prepara la repatriación de la tripulación gala del velero, al que se espera el martes en la base militar francesa de Yibuti.