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Milagros del fútbol

El Getafe entra en la historia de los goles en el último minuto

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Karl-Heinz Rummenigge sonreía en el Coliseo Alfonso Pérez. El Bayern se había clasificado para las semifinales de la Copa de la UEFA con un gol en el último minuto. Otra vez la suerte se vistió con el tradicional traje muniqués. El otrora magnífico delantero y ahora presidente ejecutivo del club más grande de Alemania se acordó de otras situaciones similares.

Bayern-Atlético (1974).

Día de San Isidro, patrón de Madrid. Primera y única final de la Copa de Europa para el Atlético en el estadio bruselense de Heisel. El Bayern era media selección alemana que después ganaría el Mundial. Los colchoneros tenían a Gárate, Aragonés, Irureta, Ufarte y Heredia. El partido llegó a la prórroga sin goles. El actual seleccionador español, en el minuto 113, mandó a la escuadra una falta desde el pico del área. El Atleti rozaba la gloria hasta que apareció un central desconocido, de apellido impronunciable. Schwarzenbeck chutó desde 25 metros raso y duro a la cepa del poste sin que Reina pudiera hacer algo entre un mar de piernas. Dos días después, se jugó la repetición y el Bayern destrozó a un desfondado Atlético.

Alemania-Francia (1982)

El partido que pasó a la historia por la patada de Schumacher a Battiston, también tuvo su parte de milagro idéntica a la del Bayern en Getafe. El duelo se fue a la prórroga con empate a uno tras los goles de Littbarski y Platini. En el tiempo extra, Francia se adelantó gracias a Marius Tresor y Alain Giresse. Pero los alemanes no pedieron la fe y buscaron la portería gala. Un penalti que convirtió Rummenigge y un remate de Fischer devolvieron las tablas, que se solventaron en la tanda de penaltis a favor germano.

Depor-Valencia (1994)

El penalti más famoso de la Liga. Djukic, nervioso, porque los tiradores de su equipo se acobardaron ante el momento histórico del club coruñés; González, el portero del Valencia, celebrando la parada ante la indiferencia de sus compañeros, que no se jugaban nada. En Barcelona, miles de personas estallaron de alegría al conocer la noticia.

M. United-Bayern (1999)

La suerte abandonó, por una vez, al club muniqués. El Camp Nou vivió una final clásica, con muchos nervios y pocos goles. Mario Basler tiró de picardía en una falta para el Bayern. Los alemanes tenían el partido controlado, sin que el Manchester United pudiera acercarse con peligro a la portería de Kahn. Pero las esperanzas del Bayern se truncaron en dos minutos. Sheringham y Solskjær dieron la vuelta al marcador y conquistaron su segunda Copa de Europa.

Liverpool-Alavés (2001)

El padre del Getafe fue el Alavés. En la temporada 2000-01 el equipo vitoriano se plantó en la final de la Copa de la UEFA en su primera aparición en la competición. En Dortmund se encontró a un clásico como el Liverpool. El duelo fue espectacular. 3-1 al descanso para los ingleses y el trofeo se teñía de rojo. Pero el Alavés se fue al ataque, sin miedo a la goleada. Javi Moreno empató con dos goles. Robbie Fowler vuelve a adelantar a los ingleses y Jordi Cruyff mete otra vez al Alavés en el partido. Todos a la prórroga, donde el Liverpool acosa a los vascos. Cuando se atisbaban los penaltis, Geli se mete un centro en su portería.