EN LA SELVA. El equipo de Sistiaga acompaña a las Fuerzas colombianas en busca de rehenes. / L.V.
CUATRO A PARTIR DE MEDIANOCHE

Jon Sistiaga narra desde Colombia el drama de los rehenes de la guerrilla

«Ingrid Betancourt es la 'joya de la corona' de las FARC y ella es consciente de que será la última en salir», dice el autor de 'Secuestrados: agonía en la oscuridad'

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Colombia, un país de 44 millones de habitantes, tiene a 3.200 personas secuestradas en manos de distintas guerrillas, delincuencia común y mafia. El ritmo actual es de un secuestro al día. Las últimas noticias sobre la precaria salud de la que fuera candidata a la presidencia, Ingrid Betancourt, han movido al reportero Jon Sistiaga a permanecer veinte días en el país hispanoamericano para hablar con antiguos secuestradores y ofrecer testimonios de los que fueran víctimas. El reportaje, Secuestrados: agonía en la oscuridad, se emite hoy en Cuatro, a partir de la medianoche.

El vicepresidente de Gobierno colombiano, Francisco Santos, declara ante las cámaras que terminarán 2008 «nada más que con doscientos secuestros. No son muchos comparados con los 3.000 de hace algunos años», explica con resignación. El programa entrevista a antiguos miembros de la guerrilla, que cuentan cómo son los métodos de secuestro y de financiación de su causa, así como a varios delincuentes comunes que se dedicaron en su día al rapto como negocio.

El reportero vasco habla también con distintos policías que han detenido a secuestradores y explican cómo algunos son padres de familia con hijos que no tienen ningún empacho en secuestrar «como un trabajo normal y corriente; y si la cosa se complica, venden el preso a guerrilleros que realizan otro tipo de secuestros más largos», explica Sistiaga.

En opinión del periodista, los guerrilleros, de las FARC o el ELM, han perdido cualquier motivación romántica de lucha por una Colombia mejor, más justa y con riqueza más repartida. «En su ideario puede seguir existiendo, pero con la labor ilegítima de la cocaína, ha perdido su horizonte. Comercian con la coca como arma para subsistir militarmente, y demuestran una crueldad terrible con sus secuestrados que ha aumentado con los años». Las FARC tienen ahora 700 personas secuestradas para sacarles dinero y otras cuarenta (policías, militares, políticos) para canjearlos por guerrilleros presos. «Los llaman canjes humanitarios cuando algunos rehenes llevan más de diez años en la selva pudriéndose, mientras que los guerrilleros están en la cárcel alimentados y con atención sanitaria».

Para Sistiaga, el secuestrador incurre en un delito peor que el asesinato. «Al sicario le basta una foto para matar, mientras que el que secuestra convive con su víctima, llega a conocer sus emociones, su forma de pensar, intima con él, pero no dudaría en pegarle un tiro si así se lo ordenan».

El reportaje pone de manifiesto cómo Colombia parece estar dejando de acostumbrarse a esta triste espiral para entrar en un rechazo cívico a ciertas prácticas que se daban por normales.

'La joya de la corona'

Respecto al caso Betancourt, Sistiaga indica que esta mujer de precaria salud se ha convertido en «la joya de la corona de las FARC, ella es consciente de ello y sabe que va a ser la última en salir». En estos momentos se mantiene un juego de geoestrategia y diplomacia donde las FARC reclamarán un territorio «para considerar que tienen liberada parte de la superficie de Colombia».