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Casi once años pidiendo justicia

Hace casi once años que me echaron de mi casa debido a una separación matrimonial que puso mi ex mujer y desde entonces estoy pidiendo justicia. En la portada de LA VOZ he leído, «El Poder Judicial acelera la investigación sobre los fallos en el casi Mari Luz». Pienso, y es triste, que en muchos casos para que haya una aceleración en la justicia tiene que haber delito de sangre, como es el caso de esa criatura inocente, dando mucho que hablar a la sociedad y al Poder Judicial. Somos muchos hombres los que luchamos por el reparto justo del matrimonio. He leído dos veces el libro de don José Díaz Herrera El varón castrado y pienso que no se equivocó.

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Desde el 14/01/98 estoy sufriendo humillaciones, juicios, gastos de todo tipo, de abogados, procuradores, bancos, notarios, peritos tasadores, arquitectos, aparejadores, garaje alquilado, abogado partidor contador, que presentó unas peritaciones irracionales, y tener que pedir de nuevo otra peritación judicial, y otro pleito, incrementándome de nuevo más gastos y mi ex-mujer disfrutando de mi patrimonio.

No comprendo tanta tardanza y tanta injusticia, mi vivienda tiene casi mil metros cuadrados y tiene un proyecto realizado por profesionales y visado y aprobado por el Colegio de Aparejadores. Desde el primer día he querido llegar a un acuerdo con mi ex mujer y su letrada. Pero ellas siempre lo han negado y son los jueces los que tienen que intervenir. En mi casa deposité todo mi patrimonio de soltero y parte del dinero que recibí de una indemnización judicial. Son bienes privativos, más todo lo que ganaba con mis negocios de soltero y toda mi vida sacrificado, para tenerla para mi jubilación. Espero y deseo que entremos en una sociedad igualitaria, soy uno de tantos hombres separados gastando y sufriendo injustamente.