Bush reduce la estancia de las tropas de EE UU en Irak
Los soldados harán turnos de un año en vez de quince meses, mientras el presidente da al general Petraeus «todo el tiempo que necesite»
Actualizado: Guardar«Nuestro trabajo en Irak seguirá requiriendo sacrificios de nuestra nación durante algún tiempo, especialmente de nuestro Ejército», entonó ayer el presidente, George W. Bush, con sobriedad. Para aliviar ese peso en la tropa anunció que los turnos de estancia en Irak se reducirán de quince meses a un año. Cientos de miles de soldados respiraron aliviados, aunque sólo los que se desplegarán a partir del 1 de agosto podrán beneficiarse de esa reducción. «Un año y medio en Irak es muy duro», admitió el general David Petraeus, máximo comante de las fuerzas de EE UU en el país árabe, a la CNN.
En realidad la benevolencia del presidente tan sólo les devuelve a las condiciones que existían el año pasado antes de que se redoblaran los esfuerzos para lograr una escalada de tropas, que puso 20.000 pares botas más sobre el terreno. Esos hombres y mujeres volverán a casa a final de julio, lo que dejará de nuevo en 140.000 los efectivos estacionados en Irak. Prácticamente el mismo número que había desde que EE UU lo invadió hace cinco años.
No habrá más reducciones de tropas en mucho tiempo, según interpretan todos los actores. Bush respaldó la propuesta del general Petraeus de evaluar la situación durante al menos 45 días a partir de que se recupere ese nivel de fuerzas en agosto. «Le he dicho que tendrá todo el tiempo que necesite», manifestó Bush.
Continuidad
Con estas palabras sentenciaba la continuidad norteamericana en Irak para lo que queda de su mandato, según interpretó después el líder demócrata en el Senado, Harry Reid. «No tiene intención de traer a casa ni a un soldado más», se lamentó. «Está dejando todas las decisiones difíciles para el próximo presidente».
Bush ensalzó los logros que a su juicio ha generado la escalada de tropas y aseguró que «estamos en el buen camino», con la promesa de que un día volverán a casa «con el orgullo de haber triunfado y la gratitud de su país». El presidente también ha ordenado a Petraeus y al embajador Ryan Crocker que visiten Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait, Arabia Saudí y Egipto para animarles a que reabran sus legaciones en Bagdad.
Las palabras duras se las reservó para Irán, al que advirtió de que si continúa armando, entrenando y financiando a las milicias ilegales que aterrorizan a los iraquíes «Estados Unidos actuará para proteger sus intereses». Ausente en este discurso estuvo Siria, país que suele ser blanco de sus amenazas, pero también las preguntas que le habían hecho los congresistas.
«Bush no ha dado respuesta a la pregunta más importante», se quejó el senador Barack Obama en un comunicado. «¿Cómo terminaremos esta guerra que no nos está haciendo más seguros?» A su juicio, al rehusar a exponer una meta clara en Irak o un plan claro para terminar la guerra, Bush sólo está añadiendo lastre a su «desastroso legado» marcado por «la enorme pifia estratégica» de invadir Irak. La otra candidata demócrata que aspira a reemplazarle tampoco obtuvo respuesta a su pregunta. Hillary Clinton demandó la víspera que el presidente compartiera con el Congreso el acuerdo bilateral de largo plazo que está negociando con Irak.