Toda persona importa
Actualizado: Guardarl domingo amaneció un poco rarito. Nos levantamos tempranito, con idea de pasar el día en el campo con las niñas pero al final cambiamos de planes. Después de almorzar, volvió a resplandecer el sol y pensamos: «ya que no hemos podido ir al campo, ¿vamos al cine?». A Ana y a Lucía se les iluminó la cara. Tan sólo una peli para niños, Horton, un elefante que un día encuentra una mota, dentro de esa mota, hay vida, un pequeño país, lleno de seres diminutos. Durante toda la película ese peculiar elefantito no para de repetir: «Toda persona importa, por pequeña que sea». El elefantito lucha contra su particular sociedad en la selva, para defender a esa motita, a la vida que hay en ella. Cuando estaba en peligro esa motita gritaba y gritaba para que la escucharan pero la sociedad selvática y salvaje no la oía. Y no he podido evitar hacer una comparación, ¿cuántos niños no nacen por ser «motas en nuestro vientre»? ¿Cuántas mujeres no escuchan su voz interior, esa que nos dice a todas «Dios te ha regalado una criatura y la posibilidad de criarla en tu vientre»? Pero no la escuchan, nuestra sociedad es muy parecida a la selva donde vivía el elefante Horton, y nosotras tenemos la obligación y el deber de poder gritar el mensaje, ese mensaje que tímidamente se lanza desde esta película infantil. Por cierto, os la recomiendo. La peli acaba con final feliz (es para niños), Horton, logra salvar a la mota de la muerte, y la sociedad selvática es convencida de que una persona es importante por pequeña que sea. El elefantito añade algo más: «Escuchar el interior». Si todos lo hiciéramos, a lo mejor algún día llegaría a esta sociedad ese final feliz, ni un niño más sin vida, ese ser diminuto es una personita y es importante. También puede ser aplicado a los hijos que tenemos, y la importancia que deben de tener en nuestra vida, pero reconozco que lo primero que se me vino a la mente fue la imagen de los realmente indefensos, los que ni siquiera llegan a nacer.