Un poco de calma, o mucha
Nos han aconsejado que aunque perdamos el empleo, no debemos perder los nervios. Tanto el candidato a ocupar la Presidencia del Gobierno como el líder de la oposición coinciden en sus estrategias que se pueden resumir en una: hay que aguantarse durante cuatro años. ¿Qué son cuatro años en la vida del Señor? dicen los místicos, que siempre son gentes que procuran durante su estancia terrestre aclimatarse a la vida eterna. Por su parte, el tango asegura que 20 años no es nada. ¿Cómo se mide el tiempo, que es algo que tiene más que ver con el sentimiento que con la distancia? Para mí, que soy la persona que tengo más a mano, cuatro años suponen una barbaridad. Ni espero ni deseo consumir ese plazo. Pedirme que los transite con calma, me parece no sólo una impertinencia, sino una falta de educación.
Actualizado:Comprendo que hay que prevenir a la gente, no les vaya a pillar de sorpresa que en el futuro va a pasarlo peor. Llevará su tiempo que nuestra mediocre clase política se ponga de acuerdo para dedicar su horario a solucionar las cosas, en vez de emplearlo en reprocharse mutuamente lo mal que han venido haciéndolo. Ya hay alguna señal confortadora: Zapatero reconoce errores y ofrece pactos. En cambio, Rajoy lo que ofrece es perpetuarlos. En lo que están de acuerdo los dos es en pedirnos serenidad.
Hay que tener calma, mucha clama. Aunque nos ocurra como a aquellos espectadores del teatro cuando se declaró un incendio. Nadie se movió cuando oyeron el grito `fuego! y murieron todos calcinados. ¿Qué es lo que más nos conviene? ¿Seguir esos consejos o seguir la pista del dinero superviviente? A mí me ocurre como a aquel señor que confesaba que tenía el dinero suficiente para llegar al final de su vida, a condición de no gastarse nada.