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Cinco años después

El equipo de marines que ayer hizo cinco años derribó la estatua de Saddam Hussein en Bagdad apenas vivió unos minutos de gloria: algún alma sensible (y bien informada) en Washington se echó las manos a la cabeza al ver el show, retirado de la propaganda oficial. Saddam sólo disponía de un apoyo limitado en el país y vivía en un régimen sectario sostenido por la eficacia de su Policía política, pero sus adversarios tampoco estaban a la altura del desafío y el escogido para crear el relevo pro-americano tras haber vendido el presunto paseo militar que esperaba en Bagdad, Ahmed Chalabi, banquero estafador, ha desaparecido del escenario.

Enrique Vázquez
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Cinco años después el balance es desolador: cuatro millones de desplazados, de los que 2,5 millones, exiliados, unos 300.000 muertos, de los que más de la mitad, civiles, un cuerpo expedicionario americano de 150.000 soldados, un país materialmente devastado y toque de queda en la capital. Poco compatible con el célebre «misión cumplida» de la pancarta bajo la que el presidente Bush declaró el 1 de mayo de 2003 que la guerra había concluido prácticamente.

La situación es hoy contradictoria: tras un declive imparable y pérdidas insostenibles, el surge de junio pasado (treinta mil hombres más y un cambio de jefatura militar, entregada al general Petraeus) ha permitido una neta mejora en seguridad y menos bajas, aunque marzo ha visto un inquietante rebrote. Y el martes el general y ayer el embajador Crocker, gran figura de la diplomacia americana, pidieron al legislativo que abandone toda veleidad de retirada de tropas. El senador Kennedy, hostil a la guerra y contra la que votó, resumió ayer muy bien la situación: hay mejoras porque hay más soldados y si se van, volverán los malos tiempos. ¿Qué hacer entonces? Bush lo sabe bien: él sólo aceptará las recomendaciones de los jefes militares sobre el terreno, no las de los políticos en Washington. Hay una elección presidencial en noviembre y esa es la fecha real del presidente, quien está amortizado en términos políticos y ya no se da por aludido. Ayer se limitó a anunciar que el periodo de servicio de los soldados en Irak será de doce meses, no quince como ahora. Para Bush la guerra terminó en cierto modo.