Relevo generacional
La industria del videojuego está cerca de cumplir los 40. En teoría, aún tendrían que pasar varias décadas antes de que la totalidad de la sociedad vea los juegos como algo cotidiano y aceptable porque lo han conocido desde pequeños. El último informe de Adese es histórico porque augura un relevo generacional mucho más rápido de lo que en un principio se había pensado. Brain Training del Doctor Kawashima, el juego de destreza mental para la Nintendo DS, es el título más vendido. Se trata de un juego para todos los públicos y muy orientado a colectivos que nunca se habían acercado antes a los videojuegos, como las personas mayores. El triunfo de este producto y de otros como Wii Play, que favorece el juego en familia, presagia un relevo generacional más intenso. No es que se juegue más, sino que cada vez juega más gente.
Actualizado: GuardarOtro tanto ocurre con las consolas, cuya venta se ha disparado. El dato se debe matizar. Se han vendido muchas más consolas porque hay muchos más modelos en el mercado. Muchas familias han aceptado por fín la idea de relevar la vieja Play y hacerse con una consola nueva. Más importante aún, muchas familias han aceptado el hecho de tener varias consolas. Nos acercamos al modelo europeo.
El informe de Adese debería hacer reflexionar a más de un responsable cultural. En España se han vendido en 2007 videojuegos por más valor que las salas de cine, la industria musical y las películas en DVD juntas. Los videojuegos suponen ya el 54% del mercado cultural español y, sin embargo, la industria nacional del videojuego apenas alcanza el 1% de las producciones y debe seguir viendo cómo, desde los ministerios y los despachos públicos, se financian alegremente auténticas bazofias cinematográficas, televisivas y musicales.
No se puede culpar a la piratería de las malas ventas de cine o música porque los juegos también se ven afectados por ella. Simplemente ocurre que al consumidor ya no se le engaña tan fácilmente. Cada vez más ciudadanos se descuelgan de las salas de cine porque apenas hay películas dignas de verse. Sin embargo, cada vez más ciudadanos aceptan gastarse sesenta eurazos en un un videojuego porque lo ven como un producto bien acabado y del que van a disfrutar durante horas. Si estamos hablando de industria cultural, quizá las instituciones deberían tomar cartas en el asunto.