COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

No es planeta para niños

Cuando pretendemos convertir en opinión pública lo que no merecería pasar de comentario privado corremos el riesgo de dejar al descubierto el pie del que cojeamos, porque como dice el refrán, más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Al margen de que me parezca más o menos cuestionable relacionar el cambio climático con la explosión demográfica, y más o menos cuestionable preservar el planeta a costa de sus habitantes, lo que me parece un razonamiento insensato es pretender cifrar la paternidad responsable en términos numéricos.

Abogar por un crecimiento cero en la población o por establecer impuestos a partir de dos hijos con el pretexto de cuidar el medioambiente y de proteger la vida no dejan de ser medidas propias de estados totalitarios y peligrosos, por cuanto parten de una postura egoísta contraria a la propia naturaleza, esa que se quiere conservar. Posiblemente sean las familias numerosas las que, con menos ayudas más contribuyen al mantenimiento del sistema y dónde más se ponen en práctica valores en alza como el reciclaje y dónde más se aprende a compartir, a esperar turno, a ahorrar, a dialogar y a ser miembros activos de la sociedad. Y a respetar a los demás, sea cual sea su postura.

Los que me conocen saben que no tengo coche y que muevo a mi numerosa familia en transporte público, que sólo tengo un televisor y que ando por la calle como la madre del Troy cargada de paquetes buscando contenedores de papel, de vidrios y de plásticos. Y también saben que no soy la única, que somos muchos los padres que entendemos que el buen uso de los recursos garantizará el bienestar de nuestros hijos, sean los que sean, sin limitaciones impuestas. Y que puestos a opinar, prefiero las plazas de Cádiz llenas de niños que de palomas enfermas.