EE UU congelará la retirada de tropas ante la «frágil» situación en Irak
El Ejército suspenderá en verano su repliegue tras el regreso de los 20.000 soldados enviados como refuerzo
Actualizado: GuardarAl general David Petraeus le tocó ayer cuadrarse ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado, al que rendía cuentas por primera vez desde septiembre. Entonces dejó la impresión de que para estas fechas podría anunciar una reducción de tropas, pero sólo ha prometido replantearse la situación tras 45 días de reflexión a partir de que complete la retirada de las cinco brigadas de refuerzo que han propiciado una mejora «frágil y reversible».
Le acompañaba en la comparecencia el embajador de Estados Unidos en Irak, Ryan Crocker, justo la víspera del día el que se cumplían cinco años de la caída de Sadam Hussein. El diplomático a cargo de la Embajada más grande del mundo recordó con nostalgia las imágenes en las que los iraquíes tumbaron la estatua del dictador en Bagdad, no sin confesar que «aquella euforia se desvaneció pronto».
Sus intervenciones fueron interrumpidas frecuentemente por manifestantes al grito de «¿Traed las tropas a casa!». Hillary Clinton, que junto al candidato republicano John McCain forma parte del comité, recibió un fuerte aplauso cuando dijo que secundaba la petición de los espontáneos.
Petraeus se opone. El general de cuatro estrellas sostiene que la seguridad en Irak es mejor que en septiembre pasado, aunque admite que en las últimas dos semanas ha vuelto a deteriorarse como consecuencia de la batalla de Basora. Según sus cálculos, la muerte de civiles ha bajado a los niveles de febrero de 2006, cuando el atentado de la mezquita de Samarra desató una ola de violencia que, admite ahora, puso al país al borde de una guerra civil. Las malas noticias son que «queda mucho trabajo por hacer». Al-Qaida sigue teniendo capacidad para perpetrar ataques letales, las fuerzas de seguridad iraquíes no están listas todavía para defender el país, el Gobierno ha demostrado una capacidad «insuficiente» para gobernar, y la corrupción acaba por completar el cuadro.
Bajo presión, Petraeus confesó que el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki le informó por sorpresa de su intención de atacar a las milicias del clérigo Moqtada al-Sadr en Basora sólo dos días antes, y procedió a ello en contra de su consejo con poca preparación. La actuación de las fuerzas iraquíes en las que tanto ha invertido Estados Unidos durante estos cinco años resultó para el general «decepcionante».
Análisis sobre el terreno
Por todo ello, Petraeus sólo puede comprometerse a reevaluar la situación en julio tras dejar pasar un período de 45 días a partir de que el actual número de 160.000 tropas vuelva a las 140.000 que ha habido en Irak durante la mayor parte de estos cinco años. «Al final de ese período comenzaremos un proceso de examinar las condiciones sobre el terreno y con el tiempo determinar cuándo podremos recomendar nuevas reducciones», dijo Petraeus.
Eso quiere decir que la reducción de tropas probablemente quede en manos de uno de los tres senadores que compiten por la presidencia y que ayer tuvieron oportunidad de interrogar a los dos hombres -Barack Obama lo hizo por la tarde en el Comité de Asuntos Exteriores-.
Mientras los demócratas creen que la escalada de tropas ha fallado en dar un respiro al Ejecutivo iraquí para demostrar su capacidad de gobierno y reconciliación, McCain aplaudió su éxito como una oportunidad para rectificar los errores iniciales. A su juicio, el triunfo final requerirá de los países vecinos y la ONU.
«Al final cómo nos vamos y qué dejamos atrás será más importante que cómo llegamos», le secundó el embajador Crocker. El diplomático, que negocia con el Gobierno iraquí un acuerdo bilateral de largo plazo que atará las manos de futuros presidentes, reconoció que tendrá carácter ejecutivo por lo que no necesitará aprobación del Congreso, aunque Al-Maliki sí lo refrendará con el Parlamento.