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Opinion

Preocupación sin alarma

La noticia del fallecimiento de dos personas en León afectadas por el mal denominado «de las vacas locas» vino a recordar ayer la inquietante aparición, a finales de los años 90, de una nueva variante de la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en distintos países europeos, también en España, aunque especialmente en el Reino Unido. Es de suponer que esta nueva variante partiría de priones -proteínas alteradas- generados por el consumo de piensos elaborados con restos animales por parte del ganado vacuno. Pero ni su causa última, ni las condiciones de su presumible transmisión del ganado al ser humano, ni el tiempo de incubación parecen del todo claros.

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De cualquier manera, el hecho de que la aparición de nuevos casos haya experimentado un marcado descenso a lo largo de los últimos siete años en el conjunto de Europa, al tiempo que permite vaticinar que podrían producirse esporádicamente nuevos fallecimientos, invita a pensar que los controles de calidad de la carne y de trazabilidad en cuanto a su origen y desarrollo han surtido efecto. Lo que a principios de esta década resultaba alarmante ha pasado, sin duda, a estar razonablemente bajo control de las autoridades sanitarias. Que no hayan sido científicamente establecidas todas las características de la variante de la ECJ no debería alimentar alarmismo alguno ni respecto a la más que improbable extensión de la patología ni en cuanto al consumo de carne de vacuno criado y comercializado bajo control.

Sin embargo, las autoridades sanitarias deberían mostrarse lo más explícitas posible en el relato de lo acontecido y en la exposición de la situación general de la enfermedad citada en Europa y en España. Es lógico que se extremen las cautelas para preservar la identidad de las personas fallecidas o por ceñirse a los parámetros que dicta la ciencia médica a la hora de establecer un diagnóstico que sólo puede confirmarse mediante autopsia.

Pero ello no impide que los responsables de salud expongan siquiera a título orientativo las circunstancias en las que pudo aparecer el mal en relación a los datos que se tienen de los afectados en el resto de los países, o que clarifiquen si existen pacientes en España sospechosos de haber contraído la variante de la ECJ.