Opinion

La investidura en sus coordenadas

Rajoy alardea de ser un personaje previsible, como si ello fuera realmente una virtud, pero en realidad toda la política democrática acaba siendo una concatenación de causas y efectos en la que lo llamativo, por infrecuente, es lo innovador. Y lo deseable es conciliar armónicamente lo uno con lo otro, la razonabilidad con el riesgo, la tradición con la imaginación.

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Zapatero representó en la legislatura pasada la renovación y la innovación, pero del propio programa electoral del PSOE se desprende que, como por otra parte es lógico, esta legislatura será mucho más previsible que la anterior. Aunque sólo hasta cierto punto, porque todos los presagios apuntan a la posibilidad de que el principal partido de la oposición se convierta en una fuente de inestabilidad a lo largo del cuatrienio. En cualquier caso, hoy se conocerán las claves gubernamentales del cuatrienio. La primera referencia de la investidura presidencial será, sin duda, la reivindicación de la autonomía personal y de su partido, de acuerdo con la explícita demanda del electorado. La correlación de fuerzas surgida de las urnas muestra voluntad de que el principal protagonismo corresponda a los dos grandes partidos, que deberán impulsar consensos básicos y que represar juntos la voracidad de los nacionalismos periféricos. La segunda coordenada que Zapatero dejará con seguridad enclavada en el horizonte político será el enfrentamiento de la crisis económica. Zapatero anunciará actuaciones fiscales para inyectar liquidez y estimular la demanda; más inversión pública para compensar la caída de la inversión privada en construcción; créditos para impulsar las Viviendas de Protección Oficial y la rehabilitación de inmuebles que estimulen el empleo; actuaciones a más largo plazo para incrementar la productividad e impulsar un cambio de modelo económico menos dependiente del ladrillo. En tercer lugar, Zapatero anunciará su intención de liderar un proyecto nacional de política social que, en colaboración con las comunidades autónomas, impulse decisivamente las grandes leyes provenientes de la anterior legislatura, especialmente las de Igualdad y Dependencia. La puesta en marcha de esta última engendrará cientos de miles de plazas de trabajadores sociales. En este capítulo cooperativo y en una vertiente más política, anclará Zapatero su interés en recabar consenso para asegurar la cohesión social y vertebrar la pluralidad del Estado. En cuarto lugar, y en el terreno de los acuerdos institucionales explícitos, es imaginable que Zapatero concretará su propuesta para un pacto por la modernización de la Justicia, que a corto plazo incluirá la renovación del CGPJ y del TC, así como la reconstitución de un pacto antiterrorista, capaz de hacer frente político al ciclo largo de ETA que se avecina si los definitivos éxitos policiales no llegan de inmediato. También en este ámbito mencionará probablemente el aspirante a presidir el Gobierno el viejo designio de la reforma constitucional, que engarza por un lado con el cierre del Estado de las Autonomías, y, por otro, con la eliminación de algunos anacronismos, como por ejemplo la eliminación del criterio que otorga preferencia al varón en la línea sucesoria de la Corona.