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El COI rompe el silencio y exige a Pekín una rápida y pacífica solución

El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge, rompió ayer, precisamente en Pekín, el silencio que ha mantenido hasta ahora este organismo para pedir a China «una rápida y pacífica solución» de la situación en Tíbet, donde el 14 de marzo estalló la peor revuelta desde 1989 para reclamar la independencia de esta región del Himalaya.

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Además de expresar su más «seria preocupación», Rogge aseguró que «la violencia por los motivos que sean no es compatible ni con el relevo de la antorcha ni con el espíritu olímpico». Por ese motivo, el máximo responsable del COI admitió que «la antorcha se ha convertido en un objetivo, ya que los acontecimientos en la región tibetana han generado una ola de protestas entre gobiernos, la sociedad civil y las ONG».

A pesar de todas estas críticas al país organizador, Rogge se mostró contrario al boicot de los Juegos Olímpicos de Pekín porque, según indicó, «algunos políticos han jugado con esta idea, pero a día de hoy no hay una opinión generalizada en este sentido».

Clinton pide el boicot

Más bien al revés, insistió el presidente del COI, para quien «afortunadamente, el público se ha dado cuenta de que los boicot no ayudan y sólo sirven para castigar a los atletas». No obstante, el llamamiento del máximo dirigente del COI no es compartido por la aspirante a la nominación demócrata a la presidencia de EE. UU., Hillary Clinton. En un comunicado emitido ayer, la senadora por Nueva York pidió a George W. Bush que boicotee la ceremonia de apertura de los Juegos debido a las actuaciones chinas en Tíbet y Sudán.

«En este momento, y a la luz de los eventos recientes, creo que el presidente Bush no debería planear asistir a la ceremonia de apertura en Pekín, ante la falta de cambios importantes por parte del Gobierno chino», señalaba el texto.