Hasta siempre, capitana

Antes, muchas décadas antes de que la mujer empezara a reclamar su espacio en el mercado laboral y empresarial de nuestro país, ya se encontraba ahí doña Ana María Sierra. Cuando las mujeres estaban condenadas a quedarse en casa con la pata quebrada y hasta estaba mal visto que tuvieran un protagonismo más allá de los límites de la familia y el hogar, hubo algunas valientes emprendedoras que, lejos de arrugarse, dieron un paso adelante. Doña Ana María era una de ellas. Y no contenta con levantar su voz e imponer sus criterios sacó a flote a la emisora decana de Jerez para que otras muchas voces también pudieran ser escuchadas allá hasta donde llegarán las ondas. Mujer de fuertes convicciones y espíritu inquebrantable, tras el fallecimiento de su marido, Guillermo Ruiz-Cortina, se puso al frente de la empresa familiar como aquellos capitanes de antaño que eran los últimos en abandonar el barco si había naufragio. Durante años resistió un fuerte oleaje, pero las presiones políticas, empresariales y económicas no lograron hacer zozobrar la nave. La capitana siempre tuvo el timón bien sujeto, siempre, hasta en los momentos más difíciles y desconcertantes, supo perfectamente donde estaba el norte que marcaba su brújula. Fue capaz, incluso, de no dejarse llevar por los cantos de sirena que tantas veces aparecieron durante la travesía.

Y así fue conquistando puertos y logró que aquel pequeño bote se hiciera cada vez más resistente al empuje de las tormentas. Y el barco nunca se hundió. Doña Ana María se rodeo de buenos profesionales, demostró que la fuerza de una mujer con la ideas claras no conoce fronteras ni muros, e hizo de su emisora el buque escuela que es hoy en el mundo de la radiodifusión nacional.

Doña Ana María se ha marchado con la elegancia y la discreción que siempre marcó su vida. Nunca fue amiga de los focos ni de los protagonismos; costaba convencerla hasta cuando se le daba un premio. Era de esas personas que hacían de la sencillez una grandeza. Se mantuvo siempre en segundo plano y dejó actuar a sus muchachos, pero todos teníamos claro quien era la capitana.

Ahora que se acerca el 75 aniversario de Radio Jerez y que nos ha dado su adiós definitivo, se presenta una gran oportunidad para honrar su memoria con la creación de un premio que lleve su nombre y que reconozca la labor de los nuevos talentos de la prensa y la radio jerezana. Por ejemplo. Ahí queda la idea, si es que no la han parido ya Ganaza y los suyos.

Y el barco seguirá surcando las ondas, y los grumetes, entre los que todavía me incluyo, levantaremos la mirada cada día. Allí arriba, en el palo mayor estará ondeando por siempre su bandera, marcando el rumbo, recordándonos cómo empezó esta aventura. Y todos los días le diremos: hasta siempre, capitana.