De La Granja a la fama
Tengo que admitir que no me llamaba mucho la atención (lo cierto es que nada) el nuevo programa que Cuatro iba a estrenar en enero. Se trataba de Fama, ¿a bailar!, un nuevo reality en el que los concursantes se iban a dedicar a demostrar sus dotes dancísticas. Sólo unas semanas después, entrevisté a la familia de un concursante jerezano, Miguel, elegido de entre miles de aspirantes, que participaba en el concurso y que tenía a los pies de su cama una bandera de Jerez.
Actualizado: GuardarDesde que me tomé un agradable café con Ángeles y Pepe (sus padres) un domingo por la tarde en el salón de su casa, tengo que confesar que ya no duermo la siesta. Ahora me entretengo con Fama y sigo las peripecias de este joven de 22 años, originario de la barriada de La Granja, la misma en la que nací yo unos tres años antes. Hace poco lo expulsaron del programa (son las reglas del juego), pero Miguel volvió ayer a ser un alumno más de la escuela televisiva gracias a la repesca y sólo quedan tres semanas para la gran final. Es lo que tiene el empeño. Y si no, que se lo digan a su familia, pendiente siempre de que Miguel tenía que ir a bailar a no sé qué discoteca y luego a otro local y luego a otro, cansado de recorrerse las carreteras de toda la provincia los viernes y los sábados por la noche pero contento por estar haciendo lo que más le gusta.
Criticamos mucho los reality show en los que la gente no hace nada, en los que predominan las disputas, el morbo o el lucimiento personal. Fama responde al mismo formato pero en este caso, al menos, se valora (o se intenta) el esfuerzo personal, el trabajo diario y el respeto a los demás en la convivencia. Y eso, en estos tiempos, no es moco de pavo.