Zapatero busca pasar la página de los desacuerdos con los populares
Los socialistas no descartan alcanzar acuerdos estables con las fuerzas nacionalistas, pero se muestran dispuestos a esperar a que resuelvan antes sus debates internos
Actualizado:José Luis Rodríguez Zapatero quiere pasar página. El presidente del Gobierno en funciones aprovechará su discurso de investidura para intentar limar asperezas con el PP. La situación de inestabilidad económica ha persuadido a los socialistas de que deben hacer cuanto esté en su mano por ofrecer estabilidad institucional. Y, vistas las dificultades para alcanzar un acuerdo que garantice la gobernabilidad del Estado desde el primer día de la legislatura, buscan ahora el entendimiento sobre aquellas cuestiones que sirvieron a los populares durante cuatro años para construir su política de oposición: la lucha antiterrorista, el desarrollo de los estatutos de segunda generación y la renovación del Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional.
No habrá, según admitió ayer el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, propuestas concretas en estos terrenos. Sobre todo, en el del combate a ETA. Zapatero sostiene que aún es pronto para volver a intentar un acuerdo por escrito, pero en su primera intervención en el Congreso de los Diputados tras las elecciones de marzo volverá a apelar al sufrimiento compartido por los dos partidos mayoritarios para reclamar que se olvide el pasado más cercano y se vuelva al consenso antiterrorista. «Sabiendo -matizó Blanco- que no hay ninguna posibilidad de diálogo con ETA».
Recetas del Ejecutivo
Esta afirmación tropieza con la resolución aprobada en 2005 por todos los partidos salvo el PP y a través de la cual el Congreso dio su plácet al Gobierno para abrir un diálogo con la organización terrorista. Blanco alegó que el texto quedó derogado 'de facto' una vez disueltas las Cortes, pero este argumento que tiene difícil cabida en el ordenamiento español. En cualquier caso, insistió en que las recetas que pretende aplicar el Ejecutivo tienen poco que ver con las de la legislatura anterior porque, dijo, se ha abierto un «nuevo tiempo» que «viene marcado por las decisiones de ETA» y la ruptura del alto del fuego .
Zapatero hará hincapié, según fuentes gubernamentales, en la fortaleza del Estado de Derecho en un sentido amplio. Eso incluye su promesa de que el Gobierno defenderá la igualdad entre territorios. La idea no aparecía en el borrador pero es una sugerencia que el jefe del Ejecutivo recibió este lunes en la reunión de la ejecutiva del PSOE. «Se trata -dice un miembro de la dirección socialista- de contrarrestar las exigencias de los catalanes (PSC incluido) de que se publiquen las balanzas fiscales». Es decir, que se explicite la diferencia entre lo que cada comunidad recibe del Estado y lo que aporta.
Otros dos ejes fundamentales de la intervención del candidato a la presidencia del Gobierno serán la economía y los retos del futuro, con especial atención a la lucha contra el cambio climático, la investigación y el desarrollo. La vicepresidenta primera anunció hace una semana alguna sorpresa pero, en líneas generales, Zapatero echará mano de todas sus promesas electorales -la devolución de los 400 euros en la retención del IRPF, las ayudas para la renegociación de hipotecas a las familias más necesitadas, la aceleración en la contratación de obra pública y los acuerdos sociales- así como del programa con el que se presentó a las elecciones.
La idea de utilizar el programa electoral como base casi única del proyecto de gobierno responde a una estrategia y también a una necesidad. Los socialistas han pretendido hacer de la necesidad virtud y tratarán de explicar la elección de Zapatero en segunda vuelta (sólo Calvo Sotelo lo ha sido hasta ahora) como un ejercicio de autonomía política frente a los nacionalismos.
José Blanco insistió así en que el Partido Socialista ha dejado la puerta abierta a «formas estables de colaboración». Pero, antes de que lleguen, quizá tenga que haber elecciones en el País Vasco y en Cataluña. Mientras, los socialistas tratarán de sacar partido al nuevo reparto de cartas en el primer partido de la oposición.