«Me voy con la tristeza de no poder empezar un proyecto»

Antonio Calderón se marchó como un señor. Sin dramatismos, en una despedida tranquila, el gaditano dijo adiós a sus futbolistas y a la afición, aunque sólo será un hasta luego. La jornada del domingo le sirvió para reflexionar después de que le comunicaran su destitución, y ayer se enfrentó a su día más duro con la tranquilidad que le ha caracterizado estos cinco meses.

El ex entrenador cadista acudió a primera hora de la mañana (antes de las diez) a la Ciudad Deportiva de El Rosal. Por espacio de una hora, se dirigió a sus jugadores para agradecerles el trabajo realizado y recogió sus bártulos. Estuvo acompañado por el presidente y el director deportivo del club, quienes exigieron a la plantilla una reacción inmediata para salir de la crisis. A las once, abandonó la instalación puertorrealeña junto a su compañero y amigo, Ángel Alcázar, convocando una rueda de prensa para la una de la tarde.

Sin lágrimas ni rencor

No hubo lágrimas. Tampoco momentos emotivos ni tensos. Calderón se limitó a dar «gracias a todos los estamentos del club» por haberle dado «esta oportunidad» clave en su carrera. Acepta la decisión tomada «por el bien de la entidad, que busca un revulsivo» y sólo tiene un queja: «Me voy con la tristeza de no poder empezar un nuevo proyecto como sí hicieron otros entrenadores, pues he cogido al equipo a mitad de temporada» tras la destitución de Mariano García Remón.

El técnico asume su cese porque «en el fútbol mandan los resultados y en esta ocasión han dictado sentencia». En sus palabras no asoma un atisbo de rencor, y lo último que quiere hacer es aumentar la polémica con manifestaciones contra sus jugadores o los directivos.

«El club ha decidido que hace falta un cambio, un revulsivo, y lo que hay que hacer es apoyar esa decisión y estar unidos. No es el momento de valorar las cosas, hay que esperar a final de temporada y entonces se verán los factores que han conducido a esto. A partir de ahora soy un cadista más y lo que quiero es que el equipo tire hacia delante, y soy el primero que remará en esa dirección», asegura, convencido de que la tranquilidad es imprescindible para lograr el objetivo.

El fútbol dictó sentencia

Mandó este mismo mensaje a los aficionados amarillos, que «tienen que ser conscientes de que el equipo les necesita y deben apoyarlo. Creo que con siete u ocho puntos serán suficientes para salvarnos, y nosotros nos veíamos con fuerza para conseguirlos, pero la decisión ya está tomada».

En estos meses tan duros, Antonio Calderón ha aprendido «muchísimo. He visto que cada gesto, pequeño detalle o decisión tiene una gran importancia a todos los niveles. Sabía que era un buen entrenador, pero había cosas que he ido viendo sobre la marcha, y ahora soy mejor técnico».

Le restan dos años de contrato, en los que pasaría a formar parte del organigrama técnico de la entidad, pero ahora mismo «quiero estar tres o cuatro días reflexionando. Aunque mantengo la idea que tenía», por lo que seguramente continúe ligado al club de Carranza. El gaditano llegó como entrenador del filial pero ahora no puede volver al B.

Mano dura

¿A Calderón le ha hecho falta mano duro para dirigir este vestuario tan complicado? «No» asegura tajante. De la misma forma en que defiende la labor de su segundo, Ángel Alcázar, muy criticado por varios medios de comunicación. «De lo que también estoy muy seguro es del trabajo que hemos venido realizando y de todo lo que hemos hecho».

Alcázar no estuvo en la convocatoria de despedida pero sí estuvo con Calderón en el Carranza. El extremeño comenta que «ha sido una experiencia muy positiva, y he aprendido muchísimo al lado de Antonio». Se marcha con la conciencia tranquila, al igual que su amigo, y volverá con su familia en los próximos días.

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