La Policía investiga si las mafias están detrás del bulo sobre el proceso de regularización

El engaño que han sufrido centenares de inmigrantes sin papeles que acudieron en masa a las oficinas de Extranjería de Cádiz pudo haber sido ideado por las mafias que se lucran con estos extranjeros que se encuentran en una situación irregular y muy vulnerable en el país. La Policía Nacional está investigando esta posibilidad, ya que en las anteriores ocasiones en las que se corrió un falso rumor similar en otras capitales españolas, posteriormente se descubrió que los sin papeles habían pagado a otros inmigrantes por servicios que les ofrecieron como el traslado desde sus lugares de residencia. Incluso se supo que estas bandas, asentadas en el país, ofrecían coches y autobuses para facilitar el desplazamiento, a cambio de un dinero que caía en saco roto, ya que no había ningún proceso extraordinario de regularización.

Desde la Subdelegación del Gobierno explicaron que estas pesquisas presentan la dificultad de conseguir que los propios afectados confiesen quién les proporcionó la falsa información y si han tenido que desembolsar alguna cantidad de dinero. Como ocurre en los desembarcos de las pateras, la ley del silencio impera entre los sin papeles.

Por ahora, sólo se sabe con certeza que el bulo circuló por SMS. Un rumor que en el día de ayer aún mantenía la esperanza de unos doscientos inmigrantes que volvieron a hacer cola en las dependencias que tiene la Subdelegación del Gobierno en la calle Acacias, pese a los numerosos desmentidos.

Las maletas y cartones en el suelo evidenciaban la difícil experiencia de personas como Mohamed Salem, que ha tenido que dormir varias noches a la intemperie sin apenas comida. «Ninguna asociación de inmigrantes u organismo se ha dignado a traernos nada. Sólo hemos hecho una comida al día gracias a lo que nosotros hemos traído», criticaba este mauritano, procedente de Lanzarote, que se ha dejado en el viaje 130 euros.

Los peores momentos se vivieron a primera hora, según confirmaron efectivos de la Policía Nacional.

Entre las anécdotas acumuladas en estos últimos días está la protagonizada por un mauritano que vio cómo la grúa se llevaba su vehículo que estaba mal aparcado mientras esperaba. «Ni se inmutó, no salió corriendo y prefirió quedarse en la cola para no perder el turno», cuenta incrédulo uno de los funcionarios de la Subdelegación en donde se confía que hoy este «fenómeno anormal» muestre sus últimos coletazos y se retorne a la normalidad.

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