PAREJA. Fran y Yeni se acercan los domingos en la Alameda Vieja a ganarse unos euros.
Jerez

Desecho de tienta

Una joven pareja de novios jerezanos acuden cada domingo al rastro a vender todas aquellas pequeñas cosas que son inservibles

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Fran y Yeni son dos chicos desprendidos. En una sociedad donde casi todos estamos agarrados a cualquier recuerdo, a un trapito, a unos discos viejos o a un cacharro inservible que no tiramos porque nos los regaló un novio/a que tuvimos en la juventud.

Ellos pasan de todo ese rollo de estar atados a las cosas materiales, y por eso cada domingo ponen en marcha y se instalan en el rastro de la Alameda Vieja. «Se le ocurrió a mi madre, creo. Bueno, no pongas su nombre porque últimamente estamos de mal rollo y le puede sentar mal», comenta Fran. Sobre una manta, un buen puñado de cosas a bajo precio. «Aquí está todo lo que nos sobra. Ropa prácticamente nueva que se nos quedó pequeña, uno vieja edición de El Quijote o unos altavoces que tuve puesto en el coche y que ya no me sirven», prosigue Fran.

Precios

Mientras comenta la iniciativa tomada de vender sus propias cosas cuando ya no se necesitan, Yeni interviene añadiendo que «lo más complicado es que la gente quiere comprar todo a un euro. Eso no puede ser. Por ejemplo, un móvil de última generación que teníamos nuevo, sin uso alguno, nos lo querían comprar por diez euros. Vale que esto es el rastro, pero no todo se puede tener casi regalado porque estemos aquí vendiendo».

La recaudación sirve para pequeños proyectos de la joven pareja de novios. Quizá no piensan todavía en una futura boda, pero lo cierto es que afirman que «estamos juntando para la Feria, que siempre es poco el dinero con el que se cuente».

Y como también se han comprado un ordenador nuevo, pues con lo que sacan con los objetos personales vendidos cada domingo en el rastro jerezano, la pequeña letra mensual se paga con algo menos de fatiga. Dos chicos ingeniosos y muy desprendidos.