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LA ROTONDA

Teófila y sus mosqueteros

MANUEL A. CASTILLO
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Al contrario que el PSOE, acostumbrado a airear sus vergüenzas desde los combates fratricidas entre guerristas y renovadores, al PP le cuesta digerir las críticas y más aún abrir las ventanas del partido para que corra el aire. El penúltimo episodio lo protagoniza el PP-Andalucía por la decisión de Javier Arenas de imponer, sin consultar siquiera a los líderes y barones provinciales, la incompatiblidad de ser concejal y parlamentario andaluz. Su autoridad a la hora de obligar a los ediles a renunciar a su acta es directamente proporcional a la de establecer excepciones. La jerezana María José García Pelayo o la isleña Carmen Pedemonte se resisten a hacerle caso al jefe porque sería decir adiós a sus aspiraciones de ser algún día alcaldesas. El secretismo y las artes utilizadas por Arenas -filtró a la prensa sus intenciones, con lo que la capacidad de maniobra de los afectados fue mínima- plantea una duda sobre sus verdaderas intenciones: ¿pretende regenerar el partido popular tras la derrota o afianzar su liderazgo cara al próximo congreso regional? ¿A qué se deben sus prisas en autoproclamarse candidato para 2012?

La propia Teófila Martínez se enteró de la salida de su primer teniente de Alcalde, José Loaiza, por teléfono y cuando la decisión ya era efectiva. Es un desplante más que se añade a la salida de José Blas como senador, decisión que nadie logra entender ni en Andalucía ni en Madrid por su fama de trabajador. Ni el propio Pío Escudero comprende los motivos.

Dentro de dos semanas se eligen a los cuatro senadores del PP por el Parlamento Andaluz. Dos serán mujeres y dos hombres, uno de ellos el propio Javier Arenas. Teófila quiere aprovechar esta última oportunidad y trabaja para lograr la designación de José Blas. El gesto de nombrarle primer Teniente Alcalde puede ser un síntoma de que la alcaldesa intuye que sus deseos no van por buen camino. Su baronía en Cádiz, forjada por sus éxitos electorales, por su peso en el PP desde tiempos de Jesús Hermida y por su cercanía a Rodrigo Rato, le mantiene a salvo, aunque como si de una obra de Dumas se tratara sabe que es preciso mover hilos para no caer en arenas movedizas. Ella quiere disipar cuanto antes las señales de debilidad y desmoronamiento de su equipo que ha provocado la fugaz salida de Loaiza.

En el Ayuntamiento de Cádiz se ha rodeado de sus tres fieles mosqueteros -Ignacio Romaní, Pepe Blas y Juan José Ortiz- y el joven Bruno García, en el papel del inexperto pero entregado D'Artagnan. Su mano derecha, Jorge Moreno, es Monsieur de Treville, el jefe de todos ellos en la sombra. No es necesario precisar quién ocupa el papel del Cardenal Richelieu en esta obra.

Luego, todos ellos escenificarán la unión e incluso los enfados -como ha hecho Teófila- con aquellos que hablan de la evidente crisis del partido. El PP-A no ha otorgado nunca a Teófila Martínez el lugar que por méritos propios -es decir, votos- le corresponde. Ni siquiera como agradecimiento por la travesía que realizó en sus tiempos de presidenta en Andalucía cuando todos sabían que su victoria era imposible. Su sombra y la de sus resultados electorales es una losa incómoda para sus paisanos en la dirección andaluza. Eso de que siempre haya alguien que le recuerde a Arenas que Teófila consiguió 46 escaños en las elecciones andaluzas de 2000 frente a los 47 alcanzados este año empieza a ser demasiado incómodo tras un cuarto de siglo en la oposición. Pese a todo, José Loaiza trata de templar las gaitas para aguantar la tempestad a la espera de la calma. Que siempre llega. Él es el que más ha ganado en esta historia: sigue como presidente en el PP de Cádiz, pegado además al poder, y descansa de la presión a la que le ha sometido durante meses la propia Teófila por su doble condición de concejal y presidente. Y ya se sabe que la alcaldesa puede llegar a ser muy obstinada.

TRES. La guerra de las faldas sigue su estrambótico devenir. La última perla fue la de Adela Sastre (CC OO) cuando se refirió a sus compañeras de UGT: «Me parece muy bien que ellas estén cómodas vestidas de barbie enfermera». Si cualquier político o política -utilizando bobolenguaje- hubiese hecho esa comparación, hoy estaría en su casa tras sufrir todo tipo de escarnio por sexista.

DOS. Izquierda Unida sufre el síndrome del-que-siempre-está-a-dieta. Sabe que si se come ese dulce luego se arrepentirá y se odiará a sí mismo, pero su deseo es tan enorme que se lo zampa de un bocado. Diez segundos de placer prohibido bien merece la pena. Como el chocolate Valor. Están dispuestos a pactar ahora con el PSOE para desbancar al PP de la Alcaldía de Chiclana, aunque haya que readmitir a los ediles expulsados y tragarse todos los reproches que les hicieron. Así empezó el Partido Andalucista y su final no ha sido otro que la desaparición.

UNO. La Chincheta, la nueva sección de LA VOZ que hace un seguimiento diario de desperfectos en las ciudades de la Bahía, ha recibido el elogio de los lectores por su eficacia, ya que muchos de los problemas denunciados se han solucionado con rapidez tras ser publicados.

CERO. El efecto llamada originado por un rumor entre inmigrantes sin papeles ha puesto de manifiesto la escasa capacidad de reacción de la Subdelegación del Gobierno de Cádiz para atender a cientos de personas que llegaron a dormir en la calle sin que nadie se ocupara de ellos ni les diera una explicación. Ni un bocadillo.