Hablarán de la cuestión prohibida
La verdad, a mí me importa más bien poco que Zapatero salga investido presidente del Gobierno en la primera vuelta el martes o, más probablemente, en la segunda, el viernes. Me parece que a ZP también le da lo mismo, o incluso que prefiere la segunda opción, para demostrar al mundo mundial que él no está atado por pacto ni compromiso alguno; ahora, en este cuarto de hora, puede permitirse ese lujo. Me interesa más comprobar que, por fin, el Partido Popular se decanta por la abstención a la hora de votar la investidura, en lugar de por el no a Zapatero: eso demostraría que el sector Rajoy se ha impuesto a los partidarios de la línea dura. Y es que, a estas alturas, en el PP ya hablan de sectores, alas y de partidarios y detractores de Mariano Rajoy. Nunca una dulce derrota, en la que el candidato obtuvo cuatrocientos mil votos y cinco escaños más que en la confrontación electoral anterior, tuvo efectos tan devastadores.
Actualizado:Así que los dos máximos protagonistas de la política española hablarán, ahora (confiemos), sobre la cuestión que era, hace unas semanas, tabú. Claro que hace unas semanas gentes que hoy quieren derribar a Mariano Rajoy del pedestal lo presentaban como la alternativa imprescindible para España. Y es que existe un antes y un después de las elecciones; ya se sabe que, en política, cuando se dice jamás se quiere decir hasta esta misma tarde, y que lo único inmutable es que todo es capaz de mudar según por dónde sople el viento. Esperemos que, al menos, las promesas de colaboración que insinúen Zapatero y Rajoy sí se cumplan. Empezando, si se quiere, por poner sordina al atronador escándalo de nuestra justicia, que si marcha como marcha no es (solamente) por la huelga, récord de duración en su género, de los funcionarios. Pero hay más, mucho más, que tengo la impresión de que los ciudadanos están reclamando a quienes ejercen su representación pública. Las viejas patatas calientes siguen abrasando: inmigración, política exterior, ETA, mal momento económico. Creo que sería deseable que ni Zapatero, ni Rajoy, ni Duran i Lleida, ni Erkoreka, ni Llamazares, ni Rosa Díez ni ninguno de los otros 'pequeños', olvidase que esos asuntos, y algunos otros que ni cito de puro gastados, como la reforma constitucional y de la normativa electoral, siguen sobre la mesa del debate, aguardando soluciones y no más problemas.