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Cartas

Almacenero no te vayas de mi vera

Con esta estrofa del popurrit de Los Panteras quiero empezar esta triste despedida. Muchos lo conocerán por tener todo amontonadísimo, y tener de todo; otros por su colección de botellas y latas vacías; y muchísimo por sus bocatas... pero el miércoles 2 de abril todo esto desaparecerá. Uno de los últimos románticos de los mostradores, que comenzó su carrera en La Viña, y emigró a Puerta Tierra para darnos clases, con cada octavo de chope servido, a todos los beduinos que íbamos allí a comprar. Haciendo las cuentas en una tirilla de papel, cuando la cabeza no estaba para muchos números; vendiendo chicles de limón y naranja a pesetas, en mis tiempos mozos; o dándote a oler el embutido que te está recomendando, sobre un papel de estraza, lo tendremos siempre en el recuerdo. Pero la vida sigue, y el barrio saldrá adelante: los policías encontraran otro lugar donde parar, existirá otro sitio donde te venderán media barra de pan, que se ha quedado colgada de un bocata, y mi madre recogerá el Diario, cuando Fernando haya cerrado, de otro almacén. Solo quiero darle las gracias a Bartolo por todos estos años que nos ha estado enseñando de la vida, en un almacén con luz tenue desde un mostrador en el que se le veía a él entre mil cajas. Gracias por todo Bartolo.

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Un abrazo como sus cuartos de chope... Bien larguito.