AL AIRE LIBRE

Romance de una despedida

Un panadero de Dios ha subido hasta los Cielos. Era blanco mercedario, era español y manchego de esa Castilla la Nueva que se desangró por dentro por dar a España y al mundo una Fe tras el Océano. Y sin dejar a su Mancha fue andaluz en su contento, y jerezano cabal, y pregonero y flamenco. Predicador de quinarios, voz y Fe de muchos rezos, cantor de coplas romeras, arenga de costaleros, Párroco del Corpus Christi y consuelo para el pueblo. Él, Con el Padre Felipe, quitó ruedas al misterio de esa Morena Patrona que en la Merced tiene asiento, y le puso hombres cabales bajo el faldón de su Cuerpo, para que temblara en gozo cuando sale por derecho un veinticuatro a la siete entre nardos y entre incienso.

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Y porque moría también por la del Cerro el Cabezo, a Otra Morena se trajo hasta la ciudad de Jerez y otro templo para que al verla rezara la humildad de un barrio entero. Y la puso en procesión, y le dio sus costaleros y una gloria en el Otoño, avemaría de los rezos, Señora de la Cabeza, Serrana de cuerpo entero. Dios, que lo andaba buscando para llevárselo al Cielo, tuvo que hablarle y decirle, medio en broma medio en serio: Mira, Jesús, aquí arriba, te estoy echando de menos, te he dado varios avisos y ya me dice San Pedro: «con este cura, Dios mío, hay que tener mucho tiento».

Así que, quédate un rato, que por ser el Pregonero no voy a darle este año otro disgusto al Consejo. Sólo una cosa te pido, que por fraile te aconsejo: que cantes en tu pregón que es lo que, al ser fraile, espero. Luego, disfruta Jerez, llama a palios y misterios, vive con las Hermandades la salida de los Templos, escucha bien las saetas, que, aunque el patio está algo «tieso», debes cantarlas arriba, en el balcón que te he puesto para las Semanas Santas de los años venideros, donde, si el campo no impide, podré ponerles buen tiempo.

Y cuando Cristo, Jesús, resucite entre los muertos, arreglas tus cuatro cosas y te subes al momento. Y así fue, que en madrugada, con su cara de contento, el Padre Jesús se fue para abrazar al Maestro y colgar en su balcón una Palma que le han hecho Diego Conde y tres monagos que son ángeles morenos, que a la Merced le regalan la vida entera sin tiempo.