McCain hace examen de conciencia en el aniversario de Martin Luther King
El candidato republicano pide perdón, entre abucheos, por negarse a honrar oficialmente la figura del líder negro
Actualizado: GuardarPara quienes aspiran a conseguir el voto afroamericano en las elecciones de noviembre, el 40º aniversario de la muerte de Martin Luther King era una oportunidad de oro. Pero para el senador y aspirante republicano John McCain la peregrinación al motel de Memphis donde el líder de color fue asesinado a tiros resultó ser también su mejor oportunidad para redimir sus pecados.
Veinticinco años atrás el entonces congresista votó en contra de la ley que convirtió el nacimiento de Luther King en fiesta nacional. «Me equivoqué. Con el tiempo me di cuenta de ello y le di pleno apoyo a esa fiesta en Arizona», reconoció el candidato con humildad.
No todo el público aceptó su mea culpa. Los gritos de protesta interrumpieron inmediatamente su discurso, se armó un alboroto entre la multitud cubierta por paraguas de colores que aguantaba el tipo bajo la lluvia donde 40 años antes se oyeron los disparos. Una voz profunda de afroamericano con tono de reverendo trataba de imponer la calma entre los gritos de mujer, que no permitían continuar a McCain. «Todos cometemos errores», gritaba conciliadora la voz que se imponía sobre el tumulto. Visiblemente irritado, pero sin perder el paso, McCain continuó con el guión. «A veces todos podemos llegar un poco tarde a hacer lo que debemos, y el doctor King entendió eso de sus paisanos estadounidenses», prosiguió.
Entre la comunidad negra algunos hubieran querido un examen de conciencia más completo, como la explicación a varios votos contra legislación de derechos civiles en los 90 o el apoyo a una ley que quitó los fondos a una comisión destinada a exigir el cumplimiento de esa fiesta, pero el reverendo Jesse Jackson saludó su arrepentimiento en la CNN, sin que por ello le diera la absolución.
Correcto e inteligente
«Ha sido correcto e inteligente venir aquí», dijo el líder demócrata que un día también aspiró a la Casa Blanca, desde el mismo lugar donde vio caer muerto a su líder cuando le acompañaba en ese último mitin. «Espero que sirva para elevar el diálogo que mantenemos».
McCain dijo esta semana en una radio que a diferencia de otros aspirantes republicanos piensa cortejar activamente el voto afroamericano. «Sé que no voy a conseguir la mayoría pero voy a ir al sur de Filadelfia, al cinturón negro de Alabama y a todo el país», prometió.
Hillary Clinton, que también tenía pecados que expiar, no visitó la habitación 307 del motel Lorraine donde King pasó su última noche, sino que se dirigió a la comunidad de color con voz tierna y aire nostálgico desde el templo Mason de Memphis que el líder asesinado también utilizó en su día. En los últimos meses sus ataques contra Barack Obama han explotado varias veces las divisiones raciales y han sido recibidos de forma personal por la comunidad que un día bautizó a su marido como el primer presidente negro
La ex primera dama narró una vez más el día en que a los 14 años fue con su escuela a una iglesia de Chicago donde escuchó por primera vez a King y le estrechó la mano. «Me abrió los ojos, los oídos y los horizontes», dijo con ternura. Para cumplir su sueño de acabar con la pobreza prometió nombrar un ministro dedicado a tal fin si gana.
Quien no tenía nada que expiar fue Obama, después de obtener el 90% del voto negro en Mississippi. Por eso no cambió su agenda y decidió rendir homenaje a King en Indiana, donde Robert Kennedy recibió la luctuosa noticia en un acto de campaña, sin adivinar que meses después él también ocuparía titulares por el mismo motivo.