GOLPE. Hamilton, en el momento de salir de su monoplaza tras el accidente.
AUTOMOVILISMO FÓRMULA UNO

Hamilton destroza el McLaren

El monoplaza del británico pisó uno de los pianos y el piloto perdió el control, hizo un trompo y chocó contra las protecciones

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Caminaba la sesión por los derroteros de costumbre de un viernes de 2008. Apabullante gobierno de los Ferrari, Massa luciendo palmito con los mejores tiempos antes de enfrentarse a su potro de tortura en la carrera, Alonso haciendo la goma para ingresar en el segundo pelotón más desesperado que otros días, los Williams creciendo a pasos agigantados. Y de repente, Hamilton destrozó el McLaren.

Fue un fogonazo súbito. Sucedió en la segunda sesión de entrenamientos libres, vuelta 21 del inglés. Su McLaren pisó uno de los pianos y el piloto perdió el control. Hizo un trompo, chocó violento contra las protecciones y dejó el monoplaza de plata hecho un guiñapo.

Presuroso, el británico salió del bólido en el tiempo reglamentario que marca la FIA. Antes de diez segundos, Hamilton ya había extraído el volante, quitado los cinturones y abandonado el habitáculo.

Por una de esas casualidades de la vida, en vez de ir al desguace el coche acabó delante de la sala de Prensa. Y comenzó la otra operación, la quirúrgica. La que llevan a cabo los empleados de McLaren y de cualquier otro equipo de Fórmula 1 para evitar la publicidad lesiva.

Nueve operarios mimaron los amasijos de fibra de carbono del coche como si fuese un recién nacido.

Los comisarios de la FIA ejercen en plan policías municipales en la retirada del vehículo.

Los fotógrafos de Prensa intervienen como peritos en el atestado, prestos a constatar los detalles del suceso. Y mientras, los hombres McLaren protegen los intereses de los patrocinadores. Pronto llega una lona negra para tapar al monoplaza número 22 y archivar el caso.

Hay un alerón tirado y manchas de grasa. En un santiamén, un trabajador local en grúa aparta al McLaren de la vista y se lo lleva al último garaje. «Es una pena que no haya podido terminar la sesión, pero estas cosas pasan. Tenemos que cambiar la caja de cambios y espero no ser demasiado impopular para los chicos del garaje», se excusó Hamilton.