¿Daño reparable?
CALLE PORVERA Yo no estoy tan convencido de que el noventa y cinco por ciento de los jerezanos haya quedado satisfecho con el plan ideado por el Ayuntamiento de Jerez para solucionar los problemas que, según el Consistorio, creaba todo lo que rodeaba al Gran Premio de España que se celebra en el Circuito de Jerez.
Actualizado: GuardarY tampoco tengo tan claro que el daño que se ha causado a todo lo que significaba lo que sucedía en Jerez -y gracias a esta ciudad, lo que acontecía en el resto de la provincia de Cádiz e incluso parte de Sevilla- sea tan fácil de reparar. Me parece -y esperemos que me equivoque- que no será tan sencillo como volver a decirles a todos esos moteros que declaran haberse sentido como «criminales» que vuelvan un año más a esta ciudad. Que lo que han visto este año no se volverá a repetir, que poco a poco les volverán a abrir las puertas de Jerez. No sé yo si se lo van a creer, pues para un puñado de ellos Jerez ha pasado de moda, y no precisamente como ese pantalón vaquero que queda en el fondo del armario porque la nueva temporada impone los pantalones de pinza. No. Estos vaqueros se han desgastado solitos. Ellos mismos se han hecho los boquetes. Porque eso que antes «se llamaba vulgarmente motorada» (como dice la alcaldesa) es lo que ha hecho grande el Gran Premio de España. Esta prueba del Campeonato del Mundo ha crecido al mismo ritmo que aumentaba la concentración motera de la ciudad.
La vida es lo primero. Eso nadie lo puede negar. Que los gamberros estorbaban es más que evidente. Pero que en Jerez han pagado justos por pecadores es tan cierto como que el daño que se ha hecho cercando la ciudad puede ser difícilmente reparable.