El vía crucis de Encarnación
La mujer de Ceuta que falleció tras realizarse una liposucción viajó a Málaga para hacerse unos retoques en el pecho y en el abdomen
Actualizado: GuardarSu familia asegura que no lo necesitaba, pero ella estaba tan convencida de que quería hacerse unos retoques que hasta pidió un préstamo para pagar la operación. «Mi cuñado y ella se informaron y buscaron la mejor clínica. Les hablaron muy bien de ésta (el hospital Doctor Pascual), y allí fueron», cuenta su hermano, Manuel S. R. El pasado noviembre, Encarnación emprendió el viaje desde su Ceuta natal a Málaga con la ilusión de regresar días más tarde con una figura renovada tras someterse a una operación de cirugía estética. «Era como una oferta», explica Manuel. «Ella empezó pensando hacerse una reducción y al final decidió someterse también a la liposucción. El médico le dijo que, por el mismo precio (8.500 euros), le había quitado también grasa de la zona de la espalda», agrega.
Pero los milagros de la cirugía estética se cobran a veces un caro peaje. Porque la operación, de la que tendría que haberse recuperado en un par de días, no salió como esperaban. La mujer, de 44 años, casada y con dos hijos, sufrió un auténtico vía crucis que se prolongó durante cinco largos meses que sus allegados definen como «de tortura y calvario». El martes, falleció como consecuencia de las secuelas que, al parecer, le dejó la liposucción.
Su hermano Manuel resume con precisión meridiana el calendario de ese tortuoso camino. Encarnación entró en quirófano el día 7 de noviembre. Durante el postoperatorio, empezó a sentirse mal. «Ellos -refiriéndose a las personas que la atendieron- creían que ya estaba recuperada y le insinuaron que estaría mejor en un hotel, pero mi hermana no se encontraba bien».
La situación se complicó el día 13. la mujer sufrió un deterioro. Al hacerle una ecografía en el hospital, observaron que había una fuga de líquido. La posterior laparoscopia confirmó que existía una perforación del intestino delgado.
Tras esa primera intervención, la paciente fue ingresada en la UVI, donde evolucionó favorablemente. Pero era un espejismo. El 1 de diciembre, los facultativos observaron un empeoramiento que, días más tarde, obligó a volver a operarla. Según el hermano, le extirparon casi todo el intestino delgado.
«Parecía que todo va bien tras esa intervención», relata Manuel S. R. «Después, le detectaron una insuficiencia renal y comenzó a ponerse amarilla». Lejos de desaparecer, las complicaciones iban en aumento, así el marido de la fallecida, según Manuel, solicitó su traslado al Hospital Carlos Haya, donde ingresó el 20 de marzo. «Iba muy mal», añade. No pudieron hacer nada por salvarla. Encarnación, casada desde los 23 años, tenía dos hijos, uno de 17 y otro de ocho años. «Estudió bachillerato. Actualmente, trabajaba como ordenanza en el instituto Almina, en Ceuta», explica el hermano.