ESTRELLA. Cesc Fábregas disputa un balón a Sami Hyppia. / EFE
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Arsenal y Liverpool empatan un duelo europeo con intenso sabor español

Adebayor y Kuyt fueron los autores de los goles, ambos en la primera mitad

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El Liverpool del español Rafa Benítez hizo un trabajo italiano al Arsenal del francés Arsène Wenger, en la noche del miércoles, en el bello teatro de los Emiratos, y empató la primera parte de unos cuartos de final de la Liga de Campeones que le deja ya como favorito para pasar la eliminatoria.

Los del norte intentaron el ataque en el principio del partido gracias al bisturí en la mirada y el rifle de precisión en la bota de Xabi Alonso, que intentó en un par de ocasiones, en el minuto 5 y otra vez en el 15, meter balones rasos al área, donde Kuyt y Hyppia pudieron hacer más.

A esos minutos de tanteo, con un Liverpool más prometedor, siguió una fase de dominio del Arsenal, que es exuberante gracias a sus pases y movimientos rápidos, que explotan el espacio entre la línea de centro de campo y la defensa, donde Fábregas, y especialmente, en esos lances de la primera parte, Van Persie, buscaron la conexión peligrosa.

Habían creado peligro fortuitamente, con una salida en falso de Reina a un buen paso largo de Fábregas a Adebayor, pero, en el minuto 21, llegaron por propios méritos, con Fábregas combinando en la derecha y extendiendo el balón hacia el centro, a Van Persie, que chutó con mala intención para que salvara Reina.

Benítez tuvo problemas tras su llegada a Liverpool al imponer la defensa zonal en las jugadas a balón parado. El problema con la defensa zonal es que requiere una filosofía colectiva de agresión, de ataque al balón. Cuando un equipo está siendo empujado y siente dudas, esa concentración y furia colectiva faltan.

El saque de esquina lo remató Adebayor, sólo, pero había hasta cuatro delanteros del Arsenal en posición de remate ante una defensa zonal pasiva, cohibida, del Liverpool, que tenía en el cabeza posiblemente el retroceso en los últimos minutos. Pero este Arsenal del francés Wenger no sabe cerrar un partido a la italiana.

Gerrard, el gran capitán de Anfield, se benefició de la pasividad de Flamini en el borde del área, del acoso flácido, primero, de Eboue, y, después, de Touré, y se metió hacia la línea por la banda izquierda. Su balón cruzado fue rematado a la red por Kuyt. Habían pasado tres minutos desde el gol de los de casa.

Y, a partir de ahí, el Liverpool de Benítez demostró que sí sabe cerrar un partido. En Inglaterra, a eso lo llaman fútbol continental, pero, en el llamado continente, todos los equipos lo aprendieron de la escuela italiana.