Opinion

Reforma tardía

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a desgraciada concatenación de errores judiciales revelados a raíz de la muerte de Mari Luz Cortés han minado la confianza en la profesionalidad de quienes han de administrar Justicia, pero también en la eficacia del sistema. De ahí que resulten tardías tanto las explicaciones ofrecidas ayer por el Consejo General del Poder Judicial sobre el modo en que se llevó a cabo el examen del juzgado de Sevilla al que correspondía encarcelar al principal imputado, como, sobre todo, la decisión de revisar el servicio de inspección para corregir sus carencias. Es evidente que la detección de deficiencias en el citado juzgado fue insuficiente para evitar que Del Valle siguiera en libertad. Pero la iniciativa del Consejo obliga a preguntarse con inquietud por todas las veces en que los mecanismos de control habrán fallado, sin que el justiciable se haya percatado de ellos por efecto de la opacidad de la propia Administración o porque sus consecuencias no han sido irreversibles.