KIEV. Bush y Yushenko, en la catedral de Santa Sofía. / REUTERS
MUNDO

Berlín y París vuelven a plantar cara a EE UU

La cumbre de la OTAN que se inicia hoy en la capital rumana corre el riesgo de revivir la división «inventada» hace cinco años por el ex secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, entre los aliados. Y es que la llamada «vieja Europa», liderada por Alemania y Francia, se opondrá durante la cita de Bucarest a los planes del presidente George W. Bush para abrir las puertas de la Alianza a Ucrania y Georgia.

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Fuentes del Gobierno Merkel señalaron ayer que, aunque Berlín apoya la política aperturista de la OTAN, rechaza integrar a las dos ex repúblicas soviéticas en el llamado Plan de Acción para la Adhesión (MAP), una especie de escuela preparatoria para futuros aspirantes, por considerar que no es el momento apropiado. Según el Ejecutivo germano, el ingreso de Ucrania es rechazado por la mayoría de su población, mientras que Georgia debe solucionar dos conflictos regionales con Rusia. Además, casi toda Europa pone en duda la voluntad democrática del Gobierno que preside Mijail Saakashvili.

«Es demasiado pronto para pensar en la entrada de los dos países en el plan de acción», señalaron las fuentes del Gobierno de Berlín.

La «nueva Europa»

Una posición similar a la germana fue defendida por el primer ministro francés, François Fillon, quien durante una entrevista radiofónica indicó que su país tiene una «posición diferente» a la de EE. UU. Frente a esta postura franco-alemana se encuentra el bloque de los miembros más recientes de la Alianza, integrado por los países que estuvieron bajo la égida de la antigua URSS -la «nueva Europa»-, que a apoyan a Washington.