«Fue una persecución con propósito de exterminio»
Su ponencia de ayer versó sobre los mártires de la República Asegura que «los islámicos creen que España es suya»
Actualizado:Es la primera vez que recala en Jerez y, aunque no le ha dado tiempo a ver demasiado, piensa que «es una población agradable y muy bien puesta». El historiador Pío Moa impartió ayer una conferencia sobre Los mártires durante la II República, dentro de la Semana de la Historia organizada por el Consejo Local de Hermandades y Cofradías de Jerez.
-Aborda en su ponencia la represión que sufrió la Iglesia durante la II República.
-Lo hago desde el punto de vista del demócrata y no del creyente. Fue una persecución realmente feroz y tiene muchos paralelismos con el Holocausto nazi. No en cantidad, claro, porque había muchos menos sacerdotes, pero sí en calidad, porque fueron asesinados por ser sacerdotes no porque hubieran cometido un delito, sino por ser religiosos, mucha gente incluso por asistir a misa. Nos encontramos con un hecho sorprendente y es que la izquierda no sólo ha mostrado el más mínimo sentimiento por esta persecución, sino que incluso ha exigido a la Iglesia que sea ella la que pida perdón a sus torturadores y asesinos. El método que han empleado para justificarlo ha sido echar la culpa al pueblo, a los pobres. Pero los que asesinaron a los curas era gente de todo tipo, pero, sobre todo, era una matanza organizada por gente que no era pobre. Eran los dirigentes políticos, la prensa que cultivaba ese odio completamente visceral y sin pies ni cabeza. Hábilmente, en lugar de reconocer su culpa, han echado la culpa al pueblo, que es como no echarla a nadie, como decir además que estaba justificada porque el pueblo siempre tiene razón, según se dice. Creo que es hora de poner las cosas en claro. Una democracia no puede vivir con este tipo de justificaciones y falsedades. También es interesante señalar que actualmente estamos ante una nueva ofensiva contra la Iglesia. A mí me parece muy bien que se critique a la Iglesia, por supuesto, pero una cosa es criticarla y otra tratar de silenciarla, de impedirle expresarse, porque va contra la libertad de expresión y contra la libertad de todos, que es lo que se está haciendo.
-¿Es muy difícil contar la Historia?
-Las cosas importantes son siempre difíciles y el riesgo de equivocarse es grande, nadie tiene la verdad absoluta. Por eso yo proponía un debate, pero no puede haberlo cuando empiezan a insultarte, a ningunearte, a pedir hasta la cárcel. Eso no es serio, no es propio de un país democrático.
-¿Cómo se vivió aquella época en esta zona?
-Hay que diferenciar la Andalucía que enseguida cayó en manos de los nacionales de la que quedó en manos de la izquierda. Los fenómenos fueron muy parecidos: hubo matanzas en los dos lados. Al empezar la guerra, el bando nacional quedó en una posición casi desesperada y lo principal era asegurar la retaguardia. Mientras que en el lado del Frente Popular -que no republicano, aclara- porque el Frente Popular destruyó la República, fue una represión triunfalista. Estaban seguros de que iban a ganar y consideraron que era el momento de hacer una limpieza completa del enemigo. Esa fue la diferencia clave. El problema está en quién destruye la ley, y no hay la menor duda de que fue el Frente Popular, la izquierda y los separatistas quienes liquidaron la legalidad republicana.
-¿De cuántos represaliados religiosos estamos hablando?
-El total de víctimas religiosas fue de unos 7.000. Aparte de eso, otra mucha gente fue asesinada por ser creyente, por ir a misa, y eso es difícil de cuantificar. Fue la persecución religiosa más sanguinaria del siglo XX y posiblemente de cualquier época, incluso del Imperio Romano. Hubo otras persecuciones brutales como la Revolución Francesa, la de México, la de la Unión Soviética... pero ninguna fue tan sangrienta en tan poco tiempo. Luego hay que considerar la pérdida del patrimonio, que fue gigantesca. Fueron quemadas iglesias, obras de arte, bibliotecas de monasterios valiosísimas, en los cementerios se destruyeron las lápidas con simbolos religiosos... Fue una persecución con propósitos de exterminio real.
-Dicen que ahora vivimos una nueva corriente laicista.
-No es de laicidad sino de anticatolicidad, que son cosas distintas. La laicidad no es nada malo. Un estado moderno es laico pero una cosa es que sea laico y otra cosa es que ataque a los sentimientos y las ideas de la mayoría de la población y que intente liquidar su libertad de expresión. Antes trataban de exterminarla físicamente, ahora tratan de reducirla al silencio.
-¿Influye en eso la llegada de nuevas religiones a España?
-Sí, en un sentido los políticos anticatólicos procuran estimular otras religiones, en particular la islámica, a fin de socavar a la católica. Y eso va a crear problemas serios en el futuro porque los islámicos llegan a España -es una cosa de la que nunca se habla pero que es importante- con la idea de que esto es suyo, de que ha sido suyo y que si Alá lo quiere, que lo puede querer en cualquier momento- puede volver a ser suyo. Esto es muy peligroso, podemos terminar en una situación parecida a la de Israel, con un odio y unas rivalidades tremendas.